Todo es cuestión de voluntad política, y de que el movimiento se demuestre andando. Por lo pronto Islandia, de forma expeditiva, y Alemania, de forma inquisitiva, han comenzado a poner fin a una injusticia que vulnera un principio tan elemental como el de “a igual trabajo a igual salario”, algo que no se cumple porque los sueldos de las mujeres son un porcentaje menor bastante sustancial en todas las partes del mundo. Islandia ha prohibido por ley que los hombres cobren más que las mujeres que realicen trabajos de la misma categoría y dentro de dos años la brecha tiene que estar saltada. En Alemania, el próximo sábado entra en vigor una ley que permite saber a las mujeres el sueldo de sus compañeros que realicen un trabajo similar, en las empresas de más de 200 trabajadores. En muchas empresas estas cuestiones se salvan vía convenio pero cuando la negociación colectiva falla ahí están las leyes de transparencia para arreglarlo.
