Si este fuera un país serio y sus munícipes políticos preocupados por el bienestar de sus vecinos, los alcaldes de las principales ciudades ya habrían creado un grupo de whatsapp para preparar un viaje a la ciudad japonesa de Fukuoka y hasta sus conciudadanos aplaudirían el dispendio. Es que tienen que ir a enterarse de cómo lo hacen. Allí han reparado un soberbio socavón en el centro de la ciudad en dos días y han dejado la zona mejor que cuando la repararon por última vez en un plazo de siete. Eficacia japonesa frente a desidia nacional. ¿O no se acuerda del socavón de su ciudad que tardaron meses en arreglar, o de esas farolas que llevan sin luz casi una eternidad? El presupuesto cuenta, pero cuenta más la voluntad de hacer las cosas.
