Opinión

Lembranzas casi perdidas

Cuando me encuentro con “gente amiga de ayer” y me comentan “… yo también me acuerdo de aquello”, me da mucha satisfacción. No somos por eso rancios pasados, ni hemos anclado la mollera en la vieja época. El recordar estos pasajes forma parte de la característica individual, sin que sea ni bueno ni malo. Sencillamente, es.


La báscula de Bouzo. Ahí sigue aún como símbolo impertérrito del tiempo transcurrido: data de antes de 1950. Cuando no nos observaban, a su pequeña plataforma nos subíamos varios chavales juntos para ver si pasaba del tope de los 140 kilos que soportaba. Por una ventanilla salían unos tiques de cartón impresos con los datos del pesaje que decían: “Bouzo-Orense. Usted pesa... (ej. 60 kg.)… y pesará más tomando Gladulina Bouzo'. Hoy esos mismos tiques tendrían que decir “y usted perderá peso, tomando…”. Curiosamente tuvieron que colocarle un cartel que aclaraba: “Báscula para pesar personas”, ya que en las idas y venidas a la feria de los Remedios por la calle del Progreso, aprovechaban hasta para pesar mercancías de mercado. El cartel aún esta en la báscula, en la entrada de la farmacia.

La gaseosa con licor café. Aquella popular mezcla se tenía en cuenta siempre como “refresco” de consumo popular y económico, muy habitual prácticamente en todas las edades. Lo típico era beberla en porrón de vidrio. Aún hoy no se ha olvidado del todo, a pesar de las actuales bebidas de cola.

Los entierros a pie. Duraban a veces toda una larga tarde. Solo dependía del número de “responsos” que los asistentes pagaban al cura en las paradas de los cruces de calles, y éste tardaba en rezarlos. Claro que así, además, los portadores del féretro se tomaban largos descansos, que también les hacía falta. Luego vinieron los traslados en negras y pomposas carrozas fúnebres arrastradas por caballos. Ya no era igual.

José A. Elola Olaso. En el “Pompeo” (campo de recreo del Instituto, hoy Otero Pedrayo) nos metieron a muchos chicos de varios colegios “formados militarmente”. Era en 1954. Se trataba de dar la bienvenida a un tal José A. Elola, que ¡venía de Madrid! en visita oficial a Orense. Era él “Jefe Nacional del Frente de Juventudes”, ¡casi nada! Cuando se fue, se comentaba que no se había ido muy contento porque “las centurias” no estaban uniformadas. Antes de llegar el tío nos decían que “después de Franco” era él.

Ultramarinos Plus Ultra. Cualquiera diría que una antigua y desaparecida tienda de ultramarinos en Pereira 5 (hoy Avenida de Pontevedra) mantuviera en el tiempo tan pintoresca fachada de azulejo amarillo con diversos rótulos serigrafiados en colores (de lo que se vendía en tal tienda). Aclaro que incluso hubo una época más reciente en la que para el montaje de otro negocio en el local, llegaron a darle una mano de pintura a la fachada ocultando lo que había sido. ¡Qué error! Menos mal que la restauraron con un eficaz lavado que la devolvió a su original estado. La sensatez se impuso.


Disculpad por ser reiterativo y finalizar con un “espero que os hayan gustado”.

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