Opinión

Bicentenario

Hoy es un día histórico para la Policía Nacional. Celebramos, a las 12:00 horas en la explanada de la Comisaría Provincial, el Bicentenario de una magnífica Institución construida a lo largo del tiempo por hombres y mujeres que han dado lo mejor de sí mismos y que siguen ejerciendo con pasión una profesión tremendamente gratificante y con un alto componente vocacional.

El 13 de enero de hace doscientos años nació el primer cuerpo policial moderno en España. En tiempos de Fernando VII se promulgó la Real Cédula por la que se creaba la Policía General del Reino que estableció las funciones y la organización de una Policía que actuaría en las ciudades y de forma integral. Su carácter urbano y su doble función de poner a disposición de la Justicia a quienes vulnerasen los derechos de los ciudadanos y de garantizar el bien y la seguridad pública, son las características esenciales de aquella Policía General del Reino, de aquel germen de la actual Policía Nacional. 

A principios del siglo XIX los policías patrullaban a pie o a caballo. Hoy, los policías nacionales utilizamos drones para cumplir con nuestros cometidos y nos sumergimos en Internet para que el ciberespacio sea también un lugar seguro. Todavía faltan medios porque el delincuente siempre va un paso por delante pero la perspicacia y adaptación de los investigadores y preventivos hace que la balanza se decante del lado del bien. Y sobre todo falta una jubilación digna para los policías nacionales que recompense la dedicación de tantos años de servicio.

A lo largo de estos dos siglos de cambios de toda índole, la Policía Nacional ha servido de forma constante a los españoles, con diferentes denominaciones, pero siempre con el mismo espíritu de servicio, cumpliendo sus cometidos con cercanía y máximo respeto a los derechos de los ciudadanos.

De su historia bicentenaria destaca especialmente la labor que ha desempeñado desde 1978, una labor primordial en la consolidación y fortalecimiento de la democracia en España. Ha trabajado incansablemente por y para los ciudadanos, y lo ha hecho con entrega y eficacia, hasta convertirse, por méritos propios, en una institución sólida y fiable. 

La Constitución encomendó a la Policía Nacional una misión de enunciado sencillo, pero tremendamente sensible, tremendamente compleja: “proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana”.

Centenares de policías nacionales han perdido la vida mientras desarrollaban sus cometidos. Casi 200 han sido asesinados por el terrorismo al defender los derechos y libertades en España y cientos de ellos sufren el señalamiento del independentismo a día de hoy.

La nuestra no es una labor compleja y heterogénea, que requiere dar respuestas consistentes y eficaces en muchísimos ámbitos: en las llamadas telefónicas al 091, garantizando la seguridad ciudadana -en coche, furgoneta, moto, a caballo, con perros, en el subsuelo, en helicóptero, con drones-. Investigando delitos, poniendo a quienes infringen la ley a disposición de los jueces, protegiendo a las víctimas, expidiendo DNIe, pasaportes y tarjetas de identidad de extranjeros o revelando las huellas que incriminan a delincuentes.

Es la bandera que portamos con orgullo en nuestro uniforme. La bandera que preside todas y cada una de las comisarías y dependencias en las que prestamos servicio a lo largo y ancho de la geografía española. La bandera que nos une y que aglutina un sentimiento común de amor a España.

Sintamos el orgullo de ser policías nacionales, de nuestros orígenes, de lo que hacemos, de formar parte del día a día de los ciudadanos. Asumamos la responsabilidad que implica recibir el testigo de quienes nos precedieron y la obligación de dejar un gran legado a quienes mañana habrán de sucedernos. 

Feliz 200 aniversario Policía Nacional. Nuestra mejor celebración es el cariño de los ciudadanos a los que servimos y a quien nos debemos.

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