Opinión

Entre respeto y libertinaje

La Policía Nacional es una de las instituciones más valoradas por los españoles y lo es, principalmente, por su vocación de servicio público. Sus agentes están siempre prestos para enfrentarse a cualquier situación en el escenario que sean requeridos. Más que funcionarios, los policías son garantes de los derechos y libertades de todos los ciudadanos. En esta profesión especial y esencial influye de una forma trascendental la motivación a la hora de acudir a una emergencia o de investigar un delito. Las distintas especialidades dan cuenta de su evolución. Una evolución que ha transformado la Policía en una organización moderna y cercana, respetuosa con los derechos de las personas, por encima de todo. Esta proximidad es muy necesaria para obtener la colaboración ciudadana, tan importante a la hora de resolver ilícitos. Las unidades de Participación Ciudadana y la oficina de prensa y relaciones informativas con sus gabinetes, a nivel periférico, hacen una buena labor de concienciación y de visibilidad del trabajo policial. Un trabajo que va acompañado de la empatía que la Policía muestra con los más jóvenes a través de las redes sociales. En los últimos tiempos algunas de las publicaciones de los perfiles oficiales están generando cierta controversia entre los integrantes del colectivo. Tuits o entradas que enseñan con todo detalle los procedimientos catalogados como secretos, perjudicando las actuaciones futuras. Publicaciones descaradas que tratan de revelar una visión moderna y juvenil que, en ocasiones, no se corresponde con la realidad y desprestigia a los integrantes de Policía Nacional.

Otra de las circunstancias que causa pesadumbre entre los agentes es la imagen que se transmite en las series televisivas como “Antidisturbios”, cuyas escenas de violencia o de consumo de drogas son auténticas falacias y causan un menoscabo evidente a la Corporación. 

El acercamiento de la Policía a los más pequeños a través de los centros educativos es crucial para fomentar la confianza en la Institución, en un momento en el que la polarización social, como resultado de la desigualdad extrema de ideologías entre los grupos, está ahí y la Policía se sitúa justo en medio.

Preocupa también la transferencia del “que viene la Policía” al “que pasa colega”, que está derivando en agresiones y desconsideraciones diarias hacia los agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones ante la falta de una respuesta contundente por parte del legislador, provocando inseguridad jurídica en las intervenciones. La situación actual y la que se otea los próximos meses hacen que el respaldo a las FCS se torne vital para garantizar el resto de pilares del estado de bienestar, donde la seguridad juega un papel prioritario. 

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