Opinión

Las tabletas no patrullan

La pandemia nos ha recordado la importancia de la cercanía en cualquier tipo de relación. Un foro, asamblea o congreso, un café, una partida o una tertulia de bar nos brindan la oportunidad de enriquecernos, promocionando nuestra salud mental y mejorando el bienestar psicológico. Las personas necesitamos relacionarnos y aunque las tecnologías de la información y comunicación juegan un papel muy importante no debemos perder la perspectiva de escuchar, de contar lo que nos preocupa y de empatizar, todo ello en un entorno de proximidad.

La Policía necesita esa proximidad para mantener el respeto, la consideración y la confianza de los ciudadanos que nos ayudan, de forma trascendente, a prevenir o a investigar muchos de los hechos delictivos que se producen a diario. La implantación de la Policía Proximidad, con el llamado “Plan de Policía 2000”, se justificaba como un medio para acercar la labor de los agentes a los ciudadanos y, sobre todo, como una forma de aumentar la rapidez a la hora de intervenir cuando se cometen delitos en la calle.

La centralización de la sala del 091 en A Coruña, hace ya un año, supuso un giro en esa misión de proximidad que afecta no solo al tiempo de respuesta, sino también a la calidad del mensaje y que, en ocasiones, retarda la inmediatez con la que hay que actuar ante la flagrancia delictiva, a pesar de la gran labor que hacen los operadores de dos salas de Galicia, los cuales vienen exigiendo que se especialice su cometido.

Necesitamos escuchar el ciudadano, a los diversos colectivos sociales y también a nuestros principales clientes, los amigos de lo ajeno u otros delincuentes comunes. Esta misión, en muchas ocasiones, no lleva aparejados resultados a corto plazo en la resolución de hechos pero intensifica la prevención y traslada a la Policía información clave para fijar el objetivo cuando se produce un delito.

Las Unidades de Seguridad Ciudadana, en general, y los Grupos de Atención al Ciudadano, en particular, son la cara de la Policía y el principal punto de contacto con la sociedad. Merecen el reconocimiento de una singularidad que les permita un plan integral de formación para poder atender a los ciudadanos en las mejores condiciones, gracias a los medios adecuados y a un complemento acorde a su penosidad.

La transformación digital de la Policía Nacional es muy positiva aunque estos anuncios hay que ver cómo se materializan; en Comisaria se contaba con un vehículo inteligente y tras casi tres años, todavía ha comenzado a funcionar integralmente hace unos meses. Los vehículos híbridos enchufables llevaban dos años patrullando solo con combustible al no habilitar los puntos de carga. Se necesitan servicios extraordinarios para atender las peticiones de asilo que llegan a la Brigada de Extranjería y reforzar la seguridad ciudadana en los momentos más críticos. Los policías echamos en falta el liderazgo de mandos superiores que exijan a la Dirección General de la Policía completar la Unidad encargada, específicamente en la ciudad, de mantener y restablecer el orden público y que reivindiquen, la asunción de la Seguridad Ciudadana en el término municipal de Barbadás o la creación de una Brigada Móvil en Ourense para atender el incremento de viajeros con la llegada del AVE, entre otras mejoras de calado que en lugar de apoyar, entorpecen, no vaya a ser que molesten más de la cuenta en Madrid.

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