Opinión

Arias Cañete

Esta vez, el dicho va camino de convertirse en realidad para cientos de comercios ourensanos, que se verán afectados por el fin del régimen de renta antigua, que llegará el 1 de enero de 2015. Lo que será un gran alivio para los propietarios de esos locales, será la perdición de quienes los han convertido durante décadas en su forma de vida. Como casi siempre, por supuesto, serán los más débiles los más afectados por la medida, y en la provincia de Ourense tocará de manera especial a muchos comercios veteranos de las villas, que no tendrán manera de sostener el elevado gasto que les caerá encima al poner fin a los contratos firmados antes de mayo de 1985. Será pues la puntilla para quienes no lleguen a acuerdos con los propietarios, y la puntilla para una manera de entender la relación comerciante-cliente. Será, esta vez de verdad, un renovarse o morir.

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