Opinión

La esperanza de los atajos

Recordé, a la hora de hilvanar unas letras sobre el titular, a Miguel Delibes: “Entre la izquierda y la derecha jodieron a España. Entre todos la mataron y ella sola se murió”. El prófugo del maletero, no es un maletas cualquiera; para no rendir cuentas ante la justicia, se fugó y se instaló, en Waterloo; y ahí lo tenemos en su centro de operaciones con un exilio dorado y riéndose del más pintado. Digamos que, en los últimos años, pronunciar España se contesta con un capital Waterloo. El fugitivo del maletero, en busca y captura desde entonces, hoy, más que nunca, se le visita y le ríen las gracias, por una causa bien distinta: Que sea el bueno, cobre lo que estime y le obsequie la gobernabilidad de España a Sánchez Pérez-Castejón y a su socia desplazada para la causa. Debe haber una inspiración permanente, de nuestras autoridades tan progres como necesitadas de Moncloa al precio que sea, que se hace necesario buscar los objetivos mediante atajos. Y lo que se desprende es que, según el momento, el inquilino de Waterloo, pasa del “no” a que Sánchez sea investido con los votos de Junts, a poner condiciones (La Región, 7 de sept.). Ahora mismo el atajo para la investidura es el pago por adelantado, que la amnistía sea previa. Entre trileros no hay confianza. ¡Ayyy…! Atajar para acortar el tiempo. Esto es España, querido amigo; sólo es una faceta más del poliédrico disparate, que diría Pérez Reverte.

Asegura el idolatrado Neme, que una vez tomada la decisión de ir a por todas y al precio que sea, el atajo es lo importante; ¡eso!, buscar el camino más corto para reducir el barullo mediático. Tú, Yolanda, vas abriendo el camino y la función, consciente de tu buen hacer aderezado con tú perenne sonrisa, y yo me quedo desmintiendo y apaciguando el golpe. Si “Ley de Alivio Penal”, si “Consulta no vinculante”; entreteniendo al personal mientras buscamos el atajo.

Pero llama la atención, por lo que conlleva de paradójica simplificación, que Yolanda viaja a Bruselas a “explorar con el huido de la justicia todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto político en Cataluña” (La Región). La carga de paradoja del asunto es fuerte y variada. 

1) “Soluciones democráticas”: Jamás se pueden tratar, ni mucho menos llegar a acuerdo, con un prófugo de la justicia, que se niega a someterse al veredicto de los hechos imputados. Con un presunto delincuente no es factible soluciones democráticas. 

2) “Desbloquear”: ¿Desbloquear, qué? Se desbloquea, no a gusto del consumidor, y sí cumpliendo la Constitución -la que tenemos- y sometiéndose a la acción de la justicia, cuando hay hechos pendientes. Y esto es igual para todos los españoles. Lo demás no es desbloquear, es aplicar prebendas políticas a cambio de votos para la investidura de Sánchez Pérez-Castejón y colocación de Yolanda. 

3) “Conflicto político”: ¡Sí! Creado por los mismos que ahora negocian el beneficio, tras el “golpe de Estado de cuello blanco” en el 2017. Semeja que no hay mejor momento que después de los resultados de unas elecciones para ser moneda de cambio. Y esa moneda somos el conjunto de todos los españoles, para beneficio de unos pocos y de unos presuntos delincuentes. Un atajo en el “poliédrico disparate” del que habla Reverte y yo digo del que se ha convertido España. España es el único país de mundo donde se discuten los hechos.

Efectivamente, también soy de la opinión de los que cree que es mejor esperar por cuatro diputados para ser investido, que aceptar chantajes transmutados de atajos, como amnistía por disfraz de “Alivio penal”, “Ley de Conciliación” o “Ley de Pacificación”; y un referéndum bajo la anémica “Consulta no vinculante”. ¡Qué más da la denominación! Ya se adelantara Felipe González -sin intención de compararlo con Pérez Castejón- al pronunciar en 1985 aquella frase de Xiaoping: “Gato blanco, gato negro, qué más da; lo importante es que cace ratones”. Frase que resume y anticipa la filosofía utilitarista. El atajo, señores, se hace útil; antes y después.

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