Opinión

Doble servidor público, Cipriano Caamaño

Existen servidores públicos –es el caso, y en faceta doble- que siguen la senda cervantina, haciendo realidad que la valentía que no se ampara en la prudencia, resulta pura temeridad. Porque los servidores de la “res pública”, sometidos a la presión de la cotidianidad, sufren la constante siembra de dudas hacia la mala praxis política, aunque ni siquiera exista atisbo de irregularidad alguna. A Cipriano, cuando lo que se le puede, y ¡debe!, reprochar es capacidad de trabajo, puesta al servicio de sus conciudadanos, como servidor sanitario y valedor de primer mandatario municipal, no es la primera vez que está en disposición de explicarle las ideas a la oposición. ¡Incomprensible!, lo que se dice incomprensible, es que, una vez tras otra, sus vecinos confíen mayoritariamente en él, y la oposición municipal no lo entienda.

Cipri habla desde la ejemplaridad consigo mismo, antes de aplicársela a los demás. No cae en la cómoda inacción de dejar transcurrir el tiempo que, cuanto menos se escuche la discrepancia, más pueden suponer que no tiene quien le tosa. Cipriano, al pan pan y al vino lo que es, y según en qué dosis. Hace de la moderación virtuosa bandera, pero siempre en disposición de mil razones fundamentadas para quien desee creerle, y para los que no, no tiene razón alguna. Eso sí, para la crisis que otros propiciaron, negaron y dejaron engordar -a la buena de Dios-, como buen galeno que es, prescribe el tratamiento que puede recetarle desde la alcaldía: “La corporación de Boborás solicita rebajas salariales”. Y como no hay mejor predicamento que el ejemplo, se lo aplica él mismo el primero.

No, no es Cipriano un alcalde que se queda tancredista al uso, avalado por la continua confianza de los suyos. ¿Hay que tomar medidas? en los tiempos que corren: ahorro energético, prestaciones a familias con recién nacidos, suministro de la píldora ¡previa receta! médica -¿cómo se entiende que para un resfriado se necesite receta del antitérmico-analgésico, y no para un medicamento hormonal?-.

Hay dos formas de hacer política: 1) Recoger los problemas de la gente una vez oídos, estudiarlos, priorizando en su solución, a sabiendas que es imposible darles tratamiento a todos a un mismo tiempo, y 2) oír lo que murmuran por las tabernas, para trasladar el eco tabernario al pleno, “¡e xa temos algo que dicir!”. Habla, algo siempre queda, que hacen los demás.

El hombre siempre está dispuesto a negar todo aquello que no comprende. Y todo lo que no se comprende envenena. Y Cipriano observa ramalazos de oposición “mal pensada”, pero no se arredra, invierte el orden del día y, cuando los ruegos y preguntas siempre se colocan al final del pleno, él lo invierte para que la oposición esté más fresca en el momento de preguntarle. Así es Cipri, que como bien apuntas en esa página en La Región, uniformado en un plan tan informal, pero ejerciendo de exponente político de visión global, sin dejar de ser cercana: “Si estamos en una situación de crisis es igual para todos, y los políticos no son una élite…”. Asumes que el hombre es la medida de todas las cosas –Protágoras-; de las que son, en lo que cuentan como ser; de las que no son en los que les falta ser. ¡Pero hay que entenderlo!.

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