Opinión

Armas y dinero

Las muestras de solidaridad con el pueblo ucraniano que le llegan a su presidente, Volodímir Zelenski, son muy importantes por cuanto muestran el respaldo a la actitud valiente de sus ciudadanos y gobernantes ante una invasión ilegítima que ha derivado en una cruentísima guerra que se extiende ya durante dos meses y sin visos de que se vaya a resolver a corto plazo por ninguna de las manera posibles: ni por un acuerdo diplomático entre las partes, porque la parte agresora no renuncia a su propósito de conquistar al menos la franja este y sur de Ucrania, ni porque las acciones militares vayan a inclinar la balanza hacia una de las partes en este momento, aunque la superioridad del Ejército ruso es incuestionable frente a la que se opone la resistencia numantina de un ejército y un pueblo que lucha por su soberanía y su integridad territorial.

Por esos motivos, cada vez que tiene ocasión, el presidente ucraniano no deja de pedir que además de palabras de apoyo moral le envíen armas con las que hacer frente al agresor y se le facilite dinero para poder responder a los gastos de la guerra y mantener la economía de un país con las infraestructuras devastadas.

Su llamamiento ha tenido respuesta por varias partes. En primer lugar, por la decisión de Estados Unidos de enviar material de guerra pesado a Ucrania que pueda contrarrestar la utilización de la artillería y la aviación rusa, sin que las amenazas tácitas del Kremlin en forma de lanzamiento de un misil táctico, y las veladas a la posible utilización del arma nuclear hayan hecho mella. En esa dirección y en la medida de sus posibilidades se inscribe el envío de 200 toneladas de munición y otro armamento no especificado por parte del Gobierno español, que ya se encuentran embarcadas camino de un puerto polaco para ser trasladada a Ucrania. El debate sobre la necesidad de armar a Kiev ya está resuelto en la mayoría de los países de la Unión Europea y la OTAN que siempre mantiene la línea roja de no poner militares sobre el terreno.

También el dinero forma parte esencial de los movimientos estratégicos en una guerra. Zelenski ha recordado al Fondo Monetario Internacional que necesita 7.000 millones de dólares al mes para sostener el esfuerzo ante la guerra y ha pedido que se imponga a Rusia un “impuesto de guerra” por poner en jaque la estabilidad mundial. Pero, sobre todo, Zelenski demanda que los países europeos dejen de comprar gas y petróleo rusos que supone un ingreso diario en las arcas del Kremlin de al menos 700 millones de euros diarios. Un embargo que abre fisuras entre los socios comunitarios y ante las que el alto representante de la Política Exterior, Josep Borrell señala que es una decisión que puede tomarse de forma bilateral si no hay unanimidad. Ucrania necesita armas y dinero, o al menos que el dinero no llegue a Rusia.

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