Opinión

Las advertencias de Macron

La OTAN tiene un problema que se llama Donald Trump y la renacionalización de la política de defensa de Estados Unidos, junto su presión a los socios trasatlánticos para que inviertan más en defensa mientras él adopta decisiones sin contar con ellos. A la espera de la próxima cumbre de la OTAN a celebrar en Gran Bretaña dentro de tres semanas, los países han comenzado a mover piezas, unos como Francia para denunciar el estado de “muerte cerebral” en el que se encontraría la organización de defensa y otros, como Alemania para intentar mantener las esencias. Pero desde Barack Obama, y sobre todo con Trump, la OTAN atraviesa por uno de sus peores momentos. La crisis no va a más porque a la Unión Europea le cuesta armar su propia defensa en unos momentos en los que la idea de Europa tampoco pasa por una etapa de elevada concreción, y porque las inversiones en defensa siempre tiene mala prensa en todos los países. 

Las discrepancias públicas entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, después de que el primero afirmara que no hay ningún tipo de coordinación entre EE UU y sus socios europeos en su toma de decisiones, como la retirada de EE UU de la frontera sirio-turca,  y de que pusiera de manifiesto la actuación de Turquía en la guerra siria, en la que va de la mano de Rusia. Un acercamiento que viene ya de hace meses con una vinculación entre ambos países en cuestiones armamentísticas.

No le falta razón al presidente francés cuando afirma que Europa puede caer en la insignificancia ante la presión de EE UU, China y Rusia, sus guerras comerciales y sus intereses particulares, mientras la UE sigue buscándose y estás en riesgo de desaparición. Quizá Macron sea demasiado drástico, como afirma Merkel, quizá tenga mucha prisa por dejar su impronta en la UE, pero no se puede decir que no sea un defensor a ultranza de la idea de Europa y que su advertencia de los riesgos por venir, política y militarmente, deben ser tomados en consideración.

También es lógico que Merkel sienta que, por el momento, no hay una alternativa a la necesidad de seguir manteniendo vivo el espíritu trasatlántico, por mucho que al otro lado sea cierto que no hay un impulso visible, aunque el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, ha declarado en Alemania que “la OTAN sigue siendo una asociación importante, crítica, quizás históricamente una de las más estratégicas y críticas en toda la historia registrada”.

Pero eso es el pasado y ahora tiene que reforzar su posición en el tablero internacional.   

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