Opinión

El mal año de Macron

Cumple Macron su primer año del segundo mandato, y confirma la idea generalizada de que los escasos presidentes que lograron la reelección tuvieron un segundo mandato “maldito”. Probablemente porque si en la primera ocasión fueron elegidos por sí mismos, porque tenían la adhesión de la mayoría de los votantes, sin embargo fueron reelegidos por descarte, para que no ganaran otros partidos. Como le ha ocurrido a Emmanuel Macron, que fue reelegido para impedir que fuera presidenta Marine Le Pen. Hoy, si se celebraran presidenciales, afirman las encuestas que sería Le Pen la que ocuparía el Palacio del Elíseo.

Los medios de comunicación franceses han hecho balance de este año y son unánimes en su diagnóstico: Macron ha perdido peso, es hoy un dirigente impopular, encerrado en el Elíseo para sortear los abucheos con lo que es recibido cada vez que pisa la calle y no escuchar los sonidos de las caceroladas que se producen en las más importantes ciudades. Tiene descuidado a su partido, lo que es impropio de un presidente que además no cuenta con la mayoría en la Asamblea, y su relación con la primera ministra, Elisabeth Borne, es manifiestamente mejorable.

La reforma de las pensiones de Macron han convertido las calles francesas en un polvorín. En las últimas semanas se han sucedido las manifestaciones multitudinarias, cargas policiales y declaraciones contra el Gobierno por parte de figuras políticas, sociales y culturales. Incluso de su propio partido, Renaissance, que se mueve con menos fortuna que En Marche. No le vino bien el cambio de nombre. 

En una entrevista publicada estos días, Macron reconoce algunos de sus errores, entre ellos no haber dado suficientemente la cara para explicar su plan de reforma de las pensiones. Asegura que ha tomado nota de las protestas y que en los cuatro años que le quedan por delante pondrá todo su empeño en cumplir su objetivo y abordar la modernización de Francia que permita mayor bienestar a los ciudadanos.

No le va a ser fácil, porque el debate sobre las pensiones ha provocado un generalizado clima anti Macron. De nada sirve que el Consejo Constitucional haya dado su visto bueno al proyecto, y tampoco que el presidente haya conseguido que no triunfara la moción de censura que se presentó días atrás en la Asamblea Nacional: tendrá que hacer un gran esfuerzo, y buscar la cercanía con los ciudadanos, si aspira no ya a un nuevo mandato presidencial, sino a finalizar el actual saliendo del Elíseo por la puerta grande dentro de cuatro años.

Te puede interesar