Opinión

Ay, esa cultura

Quizás el mundo seguiría girando sin más. Seguiríamos vivos, comiendo, bebiendo, queriéndonos y odiándonos. Pero sería de manera silenciosa, oscura, triste y vacía. Sería sin pasado en el que vernos, sin futuro que ambicionar y con un presente repetitivo, difícil de entender. Porque si nos arrancan la cultura no sabríamos cómo bailar, no conoceríamos música para sentirnos comprendidos, no podríamos percibir ninguna historia - escrita, hablada o representada- que nos abrazara. Si queman la cultura, como en la historia tantos han quemado libros, ninguna narración cinematográfica nos podría reflejar, ninguna disciplina artística cobijaría nuestro pasado con tantas miradas, ni nos lanzaría al futuro con tanta fuerza. Si arrasan eso que llamamos cultura, nos quedaríamos sin luces (de todos los tipos) y sin la energía que impulsa la indispensable creatividad. Eso es lo que intuyo, que debe ser muy poco comparado con la dimensión real de ese agujero negro.

No sé definir qué es eso que llamamos cultura, pero he aprendido a reconocerla en la misma medida que a detectar a usurpadores y pésimos imitadores. Las películas o los libros que tanto nos ayudaron a sobrellevar el encierro que nos impuso un virus, son cultura. La lágrima y la sonrisa que nos arranca un cuadro, una escultura o una fotografía, lo son. También el pensamiento que pone en marcha una obra de teatro, las sensaciones que afloran con la danza o las habilidades que nos despiertan las nuevas maneras de expresión y los nuevos lenguajes. Lo mismo que esa canción que escuchábamos en la voz de una abuela, que también la había escuchado en la voz de la suya.

Sé también que es eso que los necios - los que se niegan a aprender y a abrir la mente porque todo lo saben- desprecian y denigran. Es el tesoro que todos presumen tener, pero sin querer invertir un minuto de tiempo en su descubrimiento. Es, en los últimos tiempos, la condenada a muerte por demasiados charlatanes que acusan a quienes la disfrutan y a quienes la mantienen viva de pretenciosos y mantenidos. La cultura es todo y quizás también es la nada. Pero a pesar de tantas difamaciones, nadie quiere presumir de no tenerla. Paradojas.

Ourense, a pesar de “tantos mejores de la historia” y tantos acontecimientos “top ten nacionales”, es la única de las grandes ciudades gallegas que no aparece entre las 40 españolas que destacan por su oferta cultural en la lista elaborada por el prestigioso Observatorio de la Cultura que, anualmente elabora la Fundación Contemporánea.

Esto debería servir- no para llorar, que ganas dan- si no para exigir y exigirnos lo que como sociedad nos merecemos todos por igual. A lo mejor esta sí sería una buena carrera para intentar superar, por ejemplo, a Vigo. Pero bueno, sólo es cultura, esa cosa de subvencionados.

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