Opinión

Antipolítica

Que el Ayuntamiento de Ourense se ha convertido en una especie de espectáculo circense continuo, no es ningún secreto. En muchos rincones de nuestro país son bien conocidos los excesos de nuestro alcalde, no tanto su trabajo.

Pero intentemos entender esta historia, Elecciones municipales de 2019. Rafael Rodríguez Villarino gana en Ourense. Sin embargo, Jácome, tras años ridiculizando como letales las artes del PP, resulta aupado como alcalde, con el beneplácito de Feijóo, como todavía presidente de la Xunta. Un cambio de cromos al más puro estilo del “tú al Concello, yo a la Diputación”.

El nuevo giro en la dirección popular compra el apoyo a la lista más votada, pero en un alarde del “consejos vendo que para mí no tengo”, apoyó a esa tercera fuerza conocida como Democracia Ourensana. Un matrimonio que en un principio parecía llevarse relativamente bien, pero el tiempo y la especial rebeldía de una de las partes, pondría las cosas difíciles.

Sintonizar cualquier pleno traslada al espectador a una especie de mundo de ciencia ficción que roza especialmente el género dramático. Un combinado perfecto de desplantes, faltas de respeto, burlas e incluso amenazas. Una dirección del acto como cortijo particular, constantemente dinamitado por el alcalde.

A buen entendimiento de ciudadanos y ciudadanas, dejaré la opinión del estado de la ciudad y la abstracta gestión. Una gestión que siempre olvida la cultura.

Un alcalde abandonado por los suyos pero que, con el empeño y afán del Partido Popular, sigue gobernando la tercera ciudad gallega con tres ediles y un desproporcionado número de asesores. Mucho gasto, mucha bronca y escaso trabajo en un Ayuntamiento ingobernable.

Pero suma y sigue. Ahora con la huelga de transportes urbanos, el regidor se cree con poder para golpear a una sindicalista, mujer sí, acusándola de violencia sonora. Sin duda la gota que ya colma un rebosante vaso que no resiste la presión. Otro despropósito que se suma a una lista incesante que causa rubor al pensar que ese señor es un servidor público.

¿Dónde están sus apoyos? Quizás agazapados tras la Diputación ourensana y tras un Feijóo que se lleva a Madrid el lastre que deja en nuestra ciudad, pero también en una provincia abandonada desde hace más de 30 años, por una política entregada al caciquismo.

No vale echar balones fuera. No vale culpar al de enfrente de aquello que es tu responsabilidad. El señor Feijóo debe arreglar el destrozo que Ourense sufre y que su mano sostiene. En política no todo vale cuando se juegan los derechos de la ciudadanía.

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