Opinión

La Europa Resiliente

Con la actual crisis pandémica que nos ha tocado vivir, nuestro país y Europa se enfrentan a un gran reto que, afortunadamente, se ha sabido responder con un acuerdo histórico.

El pasado mes de julio, el Consejo Europeo aprobaba un paquete financiero que incluye los Fondos Next Generation EU. Esto supone que la Comisión Europea se endeudará por una cantidad de hasta 750.000 millones de euros para apoyar una recuperación verde, digital, moderna y social. Estos fondos se canalizarán con instrumentos que promuevan las inversiones, para asegurar la cohesión económica de nuestro país. 

España es el segundo país más beneficiado por las ayudas y recursos del fondo, con una inyección de 140.000 millones de euros. Una oportunidad de acelerar su desarrollo y apoyar los nuevos ecosistemas de innovación y emprendimiento. Esto se convierte en una verdadera dosis de dinero para apoyar a las empresas. Pero lo especialmente relevante es que lo hará a través de proyectos de valor estratégico y, por tanto, favoreciendo la transformación de la economía. 

Sin duda, una gran bomba con efecto expansivo que progresivamente mejorará el clima empresarial, cuya onda se centrará en alcanzar la neutralidad climática,  impulsar el comercio electrónico, especialmente en las PYME, promover un uso eficiente y responsable de los datos como motor de la innovación y en la competitividad industrial. 

Tampoco se queda atrás la España vaciada, con planes destinados a su reactivación económica. No es tema menor el refuerzo de programas para abordar proyectos enfocados en modernizar infraestructuras, desconcentrar las ciudades, recuperar la vida rural e incluso crear modelos productivos descentralizados y más flexibles. O como potenciar nuevos modos de vida.

En el primer pleno extraordinario del año 2021 en el Congreso de los Diputados, PP y Ciudadanos han decidido apostar por luchar contra las ayudas, votando en contra del Real Decreto 36/2020, intentando frenar en seco la recuperación del país; en contra de unos fondos vitales para las personas que peor lo están pasando por las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. La política de la demagogia, aquella en la que para lo único que arriman el hombro, es para finalmente dar un codazo, con una posición más extrema, que la de la propia ultraderecha. 

Un Real Decreto como instrumento para hacer realidad los fondos de los que nuestro país podrá disponer, como oportunidad para poner en marcha inversiones, reformas estructurales, recuperar el empleo y potenciar la innovación, la inversión privada y la modernización de las administraciones públicas, mejorando asimismo la eficiencia en la contratación pública. 

Todo un reto. Pero tenemos una nueva Europa, solidaria y cubierta de unos ropajes diferentes a la crisis de 2008. Una situación que se ve amparada con los aires progresistas en nuestro país. Un impulso hacia un gran cambio. 

El filósofo Fiedrich Nietzsche decía que “un político divide a la humanidad en dos clases: los instrumentos y los enemigos”. Y aquí se opta por los mecanismos útiles. Toca trabajar por y para los ciudadanos. Para que esta crisis no deje a nadie atrás. 

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