Opinión

Cuando me dijeron

Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor! 

Pues no, esta columna no trata de eso. Esta columna va dedicada cariñosamente a amigos y conocidos del PP a los que, aunque no coincida con ellos ideológicamente en muchas cosas, aprecio.

Cuando empecé a escribir en este periódico aun tenía mi agencia de publicidad en Vigo. Un día ganamos por concurso una campaña de la Consellería de Pesca para promocionar la World Fishing Exhibition del 2009. Hicimos una campaña preciosa en prensa, páginas enteras a color con dos enormes cabezas de bacalaos que parecían encontrarse nadando como aquellos peces de los Monty Phyton. Y el titular decía: “Venga a codearse con los peces gordos” ya que en la WFE se reunían todos los ministros de pesca de la Comunidad europea.

Cuando fui a Santiago a presentar la campaña al conselleiro de pesca López Veiga, a quien por cierto le encantó, una persona a la que yo conocía me dijo antes a título personal en petit comité: “¡Joder tío, cómo nos arreas en La Región!”. Me quedé alucinado. No tenía ni idea de que yo hiciera eso. Se refería a que cómo le arreaba yo... al PP.

Volví a Vigo por la autopista dándole vueltas al asunto algo preocupado. En aquel 2009 La Región mantenía una guerra más o menos declarada con la Xunta por otras cuestiones, políticas, que no tenían nada que ver conmigo, un simple articulista. Cuando llegué a casa se lo conté a mi chica, Manuela, abrí el portátil y me puse a repasar uno por uno todos mis artículos publicados en este periódico, unos ciento veinte entonces. Y ¡sorpresa!, de los ciento veinte solo en tres mencionaba al PP. Tres de ciento veinte. 

Se lo dije a Manuela y ella que es inteligentísima, me hizo esta reflexión reveladora: “Estás ciego. No ves. Tú en tus artículos, Víctor, siempre te pones de parte de los desfavorecidos y criticas a los poderosos sean del signo que sean. Y ellos son el poder ahora. Por eso de lo que hables da igual, tanto si es de arquitectura del Renacimiento, de la Conquista de América, el anarquismo en Barcelona durante la dictadura de Primo de Rivera, o el diseño gráfico de los setenta, ellos se dan por aludidos. Criticas el poder y ellos son el poder en este momento.”

Efectivamente. Yo no hablaba tanto del PP. En realidad no hablaba nada o casi nada del PP, pero algunos pensaban que sí. Curioso ¿verdad?

Aquella persona que me atendió en Santiago antes de la reunión parecía pensar que yo era un activista radical. ¡Uau!, como si yo fuera un anarquista chiflado con una bomba bajo el brazo dispuesto a cargarme el Liceu.

Pues no. A ver si leemos con más atención. Tres de ciento veinte. Hoy mis artículos publicados aquí serán más de mil, no voy a revisarlos pero apuesto a que el ratio es parecido. 

No os creáis tan importantes, chicos.

Te puede interesar