Opinión

Féliz de Azúa y el pescado

AFélix de Azúa se le ha ido la olla con unas declaraciones acerca de Ada Colau, en las que entre otras perlas ha dicho que "debería estar sirviendo en un puesto de pescado." Una amiga mía lo ha tachado rápidamente de "bocazas". Muy apropiado.

Félix de Azúa debe ser una especie desconocida de rape, un pez loliforme de boca gigantesca y que se dedica a la pesca con caña, razón por la que no es muy apreciado por otros peces. Félix de Azúa ocupa un sillón en la RAE pero sinceramente, yo mismo que soy escritor siento más aprecio por mi pescadera que por cualquier académico de la lengua. Especialmente si el académico tiene la lengua tan larga. A fin de cuentas las pescaderas (o pescaderos que también valen) nos hacen la vida más cómoda, más sabrosa y más feliz. ¿Y los académicos qué? Nada. Un académico te instruye en cómo hablar o escribir, en como puntuar una frase o conjugar un verbo, pero con eso no se come. Una pescadera te recomienda rape, rubio, lubina, lenguado, rodaballo, mero, salmonetes, raya... y con eso te envía directamente al cielo. A fin de cuentas el mar es un reflejo del cielo, así que cualquier pescadera le da mil vueltas poéticas a Félix de Azúa.

A mi me encanta el rape, uno de mis pescados favoritos. Me gusta empanado, guisado, a la plancha, a la marinera, en brocheta, al horno y de todas las formas posibles. El rape se usó mucho en Galicia hace tiempo para hacerlo pasar por langosta. Se ataba la cola de rape limpia con cuerdas gruesas para que tomara la forma de una cola de langosta, se impregnaba el lomo de colorante rojizo entre las marcas y se congelaba unos días. Al descongelarla y cortarla en medallones estos parecían medallones de langosta. Como el sabor y la textura son parecidos, troceados y camuflados en salpicón daban el pego a cualquiera no muy entendido. A mi ese tipo de prácticas nunca me han parecido mal. A fin de cuentas el tipo que se come el salpicón disfruta como un renacuajo y por un momento es feliz, creyendo comer langosta. El asunto me recuerda a un amigo mío que hace años se parecía mucho a Pedro Almodóvar. Los turistas le pedían un autógrafo (entonces gracias a Dios no había selfies) y él lo firmaba encantado, con una sonrisa. Después yo siempre me imaginaba a la parejita de turistas americanos de vuelta en Iowa, haciendo una barbacoa en el jardín para los amigos y enseñándoles el autógrafo:

– ¡Eh, mirad, chicos! Coincidimos con Pedro Almodóvar en un restaurante en Segovia y nos firmó este autógrafo.

– ¡Uau, great!

No hay como hacer feliz a la gente y cualquier pescadera hace más feliz a muchos que Félix de Azúa. Si yo fuera pescadera y don Félix viniera a mi puesto le recomendaría un pescado riquísimo, Palometa negra, también conocida por su otro nombre: Japuta.
 

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