Opinión

Gárgoris y Habidis

In memoriam.

El fallecimiento de Sánchez Dragó generó en las redes sociales un alud de elogios, insultos y desprecios de tal magnitud y variedad que seguramente a él, si hubiera llegado a verlo, le hubiera encantado.

No era santo de mi devoción en sus últimos tiempos, pero como muchos de mi edad leí y releí fascinado a mis dieciocho aquel fabuloso “Gárgoris y Habidis, Historia Mágica de España” que aun está ahí, detrás de mí en un estante de mi biblioteca, llenándose de polvo desde hace años.

Recuerdo una anécdota suya curiosa que se podrá recuperar fácilmente porque está grabada en uno de sus magníficos programas de libros de televisión. No sé si fue en alguno de TeleMadrid o de TVE, eso no importa. Y es que aparte de hacerme mucha gracia en su momento y por eso no la he olvidado, la anécdota viene a cuento aquí porque en aquella ocasión tuvo un protagonista gallego. 

El caso es que en aquel programa Sánchez Dragó tenía de invitado a Méndez Ferrín. Si algo hacía bien Sánchez Dragó era entrevistar a escritores y escritoras, aunque sus entrevistas siempre estuvieran trufadas por encima de sus gafas de cerca, de una egolatría absolutamente alucinante que nos dejaba a los espectadores, y supongo que también a los entrevistados claro está, ojipláticos muy a menudo.

En un momento de aquella delirante entrevista Sánchez Dragó inició el siguiente diálogo con Ferrín sobre un tema que no venía a cuento para nada. Va de memoria así que obviamente no es exacto, pero más o menos fue así.

Dragó:

– Oye, Ferrín, tú no lo sabes pero yo tengo un amigo entomólogo, un investigador científico que trabaja en África y hace unas semanas descubrió una especie de escarabajo nuevo, desconocido.

Ferrín muy correcto y expectante:

– Pues no. No lo sabía.

Dragó irreductible vuelve a la carga:

– El caso es que mi amigo le ha puesto nombre a ese escarabajo, ya sabes que los descubridores de una especie le ponen nombre al animal o a la planta descubierta.

Ferrín impertérrito:

– Sí.

Dragó otra vez:

– Pues verás, mi amigo le ha puesto a ese escarabajo de nombre “sanchezdraconensis”, ¿sabes por qué?

Ferrín, muy precavido:

– No.

Dragó con aquella medio sonrisilla suya de conejo bajo las gafas y mirando a Ferrín sibilinamente por encima de ellas:

– Porque ese escarabajo tiene un pene que mide ocho veces su longitud total.

Entonces aquí venía un primer plano de Ferrín, al menos yo lo recuerdo así, serio como una patata y con la cara de un jugador de póker que está en la última mano y ya sabe que va a ganar el campeonato mundial de Las Vegas. Y prácticamente sin mover un músculo de su rostro ni aparentar el mínimo interés por el tema dijo solo tranquilamente:

– ¡Virgen Santa!

Ni Gárgoris ni Habidis ni nada. Para mí Sánchez Dragó siempre será el personaje que definió Ferrín aquel día por la tele con prodigiosa precisión: ¡Virgen Santa!

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