Opinión

El “Gobierno Frankestein"

No sé si lo saben ustedes pero don Ramón Tamames siendo un crío cenó una noche con Ava Gardner, Manuel Tamames su padre, y Luis Miguel Dominguín en Madrid, y después se fueron todos al Villa Rosa a tomar unas copas (supongo que el Tamames niño no tomaría alcohol). 

Pues bien, este hombre se plantó el otro día en el Congreso a su provecta edad actual para soltar un discurso insufrible, aburrido y pasado de vueltas en el que uno de los tics de su intervención fue la idea acuñada por la derecha del “Gobierno Frankenstein”.

  Cuando yo me fui a Madrid a estudiar Sociología en los setenta, en mi facultad había dos libros que tenías que leer sí o sí: “Estructura Económica de España” de Tamames, e “Historia de España” de Pierre Vilar.

El primero era un tocho infumable, al menos para mí que la economía no me interesaba. El segundo era un libro breve, entretenido, que nos gustaba a todos aunque con el tiempo acabaríamos por darnos cuenta de que siendo de un francés rezumaba chauvinismo y ese desprecio hacia lo español con que los gabachos nos miran por encima del hombro. Por cierto que los españoles (los gallegos no) hacen lo mismo con los portugueses desde hace siglos, no lo olvidemos y a ver si se cambia eso.

Para mí lo más interesante de la biografía de Tamames es aquel día mágico en el que siendo él un adolescente imberbe, su padre y Dominguín lo llevaron al Villa Rosa con Ava Gardner. ¡Qué suerte siendo un chaval estar con Ava Gardner!

Conocí el Villa Rosa a finales de los ochenta, reconvertido el tablao flamenco que había sido siempre en un pub de la Movida madrileña a donde íbamos todos los modernos de la capital. Era un local precioso en el Barrio de las Letras, de azulejos andaluces y con una decoración espectacular.

El señor Tamames en su intervención en el Congreso echó mano varias veces de esa expresión “Gobierno Frankenstein” para criticar a Pedro Sánchez. Yo creo que a pesar de sus conocimientos el anciano profesor no se leyó bien la novela de Mary W. Shelley. 

 Frankenstein no es un monstruo, sino un ángel lleno de amor y buenas intenciones. Con un alma pura aunque su cuerpo esté hecho de retales y trozos desechados. Esa es la belleza y el encanto del personaje.

 Tamames ya no entiende la España actual, una hecha de recortes, fragmentos, gentes distintas, ideologías distintas, colores distintos, como una especie de collage pegado y montado con tijeras y Pegamento Imedio como hacíamos de niños en las clases de Trabajos Manuales (vale, de vez en cuando también esnifábamos un poco de pegamento, todo hay que decirlo).

Quizá Tamames tenga que volver a la infancia, a la inocencia del niño que fue aquel día en que estuvo en el Villa Rosa con Ava Gardner, otro monstruo a fin de cuentas. Eso sí: Ava era un monstruo mucho más bonito que Frankenstein.

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