Opinión

Guerra o paz

Tolstói escribió “Guerra y Paz”, una novela majestuosa. Muchos de nuestros políticos hoy quieren escribir “Guerra o Paz”, una novelita por fascículos que no sabemos cómo acabará pero podemos preverlo.

En 1938 Neville Chamberlain, primer ministro británico entonces, negoció con Hitler los Acuerdos de Múnich; regresó a Inglaterra y dijo en el Parlamento su famosa frase: “Hemos conseguido paz con honor”, porque aunque Alemania ya había invadido Polonia y se veía lo que iba a venir, Chamberlain ingenuamente creía que el acuerdo mantendría a Inglaterra fuera de la voracidad del régimen nazi.

Winston Churchill, que lo sucedería en el cargo y es un personaje famoso por sus puros, su alcoholismo, sus malas acuarelas y sus ingeniosas ocurrencias, y también por su arrojo y su inteligencia política, le contestó: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra. Elegisteis el deshonor y ahora tendréis la guerra”.

Hace años escribí una novela de fantasía juvenil un poco tipo Tolkien, en la que también hay una guerra. En un momento la capital del reino ficticio en que se desarrolla la historia está ocupada por las fuerzas invasoras y ya solo queda un medio, un periódico que se llama El Boreal, resistente al invasor. En su último número publica el siguiente editorial.

“¡GUERRA! ¡A LAS ARMAS CIUDADANOS!

Con la certeza de que El Boreal va a ser cerrado hoy mismo, la redacción en pleno y todo el periódico han acordado por unanimidad el titular que encabeza estas páginas, y también estas líneas. Consciente del riesgo que supone para la seguridad de todos los trabajadores de la casa esta declaración, como director he intentado por todos los medios disuadirlos y asumir en solitario la responsabilidad de este editorial pero he de decir con tristeza, y también con orgullo, que me ha resultado imposible. Ruego solo porque este compromiso pueda servir de ejemplo a otros. Y porque un día no muy lejano pueda tener yo otra vez el privilegio de dirigir a este puñado de héroes. ¡A las armas, ciudadanos!

No saludamos la guerra con alegría sino con resignación y rabia; pero también con determinación. Muchos hombres de paz pueden morir bajo las armas aun cuando no las empuñen. Y si nuestro vecino es asesinado en la calle; si nuestros padres desaparecen en la noche; si nuestro hermano es detenido en su propia casa sin ningún motivo y encerrado o tal vez muerto ¿quién no luchará? Si los que nos gobiernan mienten en su propio beneficio y se designan a sí mismos con el nombre de padres de la patria mientras juntan ejércitos en la oscuridad para lanzarlos sobre nosotros ¿quién no luchará?”

Bueno el texto sigue, es mucho más largo, pero creo que lo esencial se entiende. Y claro está “a las armas ciudadanos” es un verso de La Marsellesa.

Cuando tantos politiquillos nuestros en tertulias televisivas abogan por no ayudar militarmente a Ucrania y centrarse en la diplomacia, sinceramente: yo no sé de qué demonios hablan.

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