Opinión

Prohibamos fumar

Ya que soy un fumador empedernido desde chaval y ahora de mayor también, espero que nadie se tome esto como un alegato a favor del tabaco. Ni mucho menos. No lo es. El tabaco es muy malo, y somos precisamente los fumadores los que lo sabemos mejor que nadie.

Cuando le quito la tirita de plastiquillo a un paquete de tabaco y leo la típica leyenda “El tabaco reduce el flujo sanguíneo”, o “Fumar reduce la fertilidad”, o “Fumar mata” me suena a tontería porque todo eso ya lo sé.

El caso es que hace poco he visto en internet a un grupo de chicas médicas, doctoras, licenciadas, etc., que han montado una especie de asociación técnica y científica para el estudio e investigación sobre los daños del tabaquismo y sus peligros. Buena idea. La aplaudo y la celebro. Estoy de acuerdo en todo. Ojalá yo mismo dejara de fumar. El tabaco es malísimo. Si lo sabré yo.

Pero veamos otras cosas: mueren más personas en Occidente por un ataque al corazón o enfermedades cardiovasculares, mala alimentación, obesidad, hábitos poco saludables, falta de ejercicio, etc., que por causas relacionadas con el tabaquismo; mueren muchas más personas de alzhéimer o de demencia, que tampoco están relacionadas directamente con el tabaquismo; mueren más personas en accidentes de tráfico y no porque fueran conduciendo el coche fumando, algo que también se baraja prohibir ahora, sino porque estaban hablando por el móvil o discutiendo con su mujer o los niños mientras se metían en una rotonda o se incorporaban a la autopista un poco despistados. Entonces ¿qué pasa? ¿Por qué no prohibimos la comida basura, la longevidad, las autopistas y los automóviles?

Y como habrán visto en los párrafos anteriores yo hablaba de Occidente, el Occidente acomodado que es el nuestro, en el que por suerte vivimos. Pero mueren muchos más en el mundo; niños por ejemplo que mueren de hambre, de sed, o por falta de una maldita vacuna. Y mueren docenas por minuto.

El tabaco es malo, claro que sí. Y las compañías tabaqueras (la mía es Philip Morris ya que fumo Camel) no tienen escrúpulos, nos asesinan lentamente a los fumadores. Lentamente porque no les conviene asesinarnos rápido, perderían clientes.

Pero no se confundan ustedes, dentro de veinte años descubriremos que un montón de compañías y marcas veganas o supuestamente ecológicas, sanísimas o muy responsables con el medio ambiente, la protección de los pandas y las ballenas jorobadas, eran o son igual de asesinas queriendo o sin querer.

Es más, me atrevo a predecir que el ácido hialurónico que yo me estuve poniendo en los ojos durante años por prescripción médica (lo que me costaba una pasta ya que aquellos malditos y carísimos colirios no entraban en la Seguridad Social), y que hoy pregonan todos los productos de cosmética por la tele como una panacea, acabará siendo venenoso. Al tiempo.

Ya saben: sin querer se mata a un hombre... y queriendo a una mujer.

Te puede interesar