Opinión

EL BANCO DE SAN ILDEFONSO

De acuerdo con el último informe de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), el déficit de las administraciones públicas españolas cerrará el ejercicio 2011 próximo al ocho por ciento; dos puntos porcentuales por encima del objetivo del seis por ciento acordado con la Troika comunitaria, y cerca de cuatro superior al porcentaje comprometido para 2012 (4,4 por ciento). Lo que, de confirmarse, como se espera avanzado el mes de enero próximo, obligaría al Gobierno entrante a explicar ante la opinión pública la necesidad de afrontar un nuevo ajuste presupuestario, de unos 40.000 millones de euros; importe que hará pequeño el de 15.000 millones que estigmatizó, en mayo de 2010, al Gobierno saliente. Si el optimismo de este ejecutivo fue sepultado en una primavera sin brotes verdes, no es menos casual que la irrupción en escena de aquél coincida con la llegada del invierno. Triste prolegómeno de lo que se avecina.


El dato compromete, desde su propio juramento del cargo, al nuevo presidente. Aunque no le deba nada a nadie, como con rotundidad afirmó en sede parlamentaria durante su propia sesión de investidura, sí lo debe el país que ahora gobierna. Así sucede con su sector público, a cuyos acreedores habrá que dar de nuevo explicaciones, para que compren confianza. Pero también con su sector privado; singularmente con el sector financiero, que vivió, el pasado miércoles, su particular sorteo del Gordo, pedrea todavía por cuantificar incluida. Como sucede con los niños cantores, Mario Draghi, gobernador del Banco Central Europeo (BCE), repartió millones (casi gratis) con el objetivo de restablecer el crédito y sacar a la economía de su letargo. Entre las entidades agraciadas, como ya viene siendo habitual con las familias, se utilizará el premio para 'tapar agujeros' y reducir deuda. Y si algo sobra, se utilizará para reincidir en el error y comprar, si cabe, más deuda soberana. Para reactivar el consumo y la inversión de hogares y empresas existe, estos días, otra ventana de liquidez. La del Banco de San Ildefonso.

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