Opinión

En el país de la abundancia

Señalan los psicólogos que despertar de manera repentina en medio de la noche es un signo típico de depresión, la respuesta de un cuerpo que se enfrenta a una necesidad sobrevenida o, simplemente, una señal destinada a reajustar la rutina nocturna. En Venezuela, es la suma de todo: despertar antes del alba se ha convertido en una rutinaria necesidad para combatir una depresión, social y económica, que tiene en la escasez una de sus consecuencias más visibles. Porque es en medio de la noche cuando comienzan las colas ante los supermercados.
 

Produce vértigo pensar que esto esté sucediendo en el país de la abundancia. De la abundancia petrolera: con 297.600 millones de barriles de crudo, el 17,8% mundial, nuestros hermanos caribeños disponen de las mayores reservas jamás probadas de petróleo, por delante incluso de Arabia Saudí desde 2010. Con todo, ocupa el décimo primer lugar en lo relativo a su producción. De la abundancia gasista: con 5,5 billones de metros cúbicos, el 3% mundial, ocupa el séptimo lugar en lo que concierne a las reservas de esta fuente de energía, por delante incluso de la vecina Argelia, que abastece -entre otros- a España y Portugal. Y, nuevamente el undécimo en producción. Y qué decir de la abundancia hidrográfica; también una de las mayores del mundo gracias al caudal de los ríos Orinoco y Caroní, cuya confluencia hace de la Represa de Guri, con una capacidad de generación de 10 millones de kW, la tercera central hidroeléctrica más potente a escala mundial, después de las Tres Gargantas, en China, e Itaipú, entre Brasil y Paraguay. En cualquier caso, su enorme potencial no ha impedido que el país se haya acostumbrado a una sucesión constante de apagones y caídas del sistema eléctrico.

Venezuela es el país de la abundancia, en general, en recursos naturales. De la abundancia, también, de pésimos gobernantes (provocan más desabastecimiento cuando más nacionalizan e intervienen). Pero, sobre todo, y esto es verdaderamente importante, de la abundancia de capital humano: el 62,9% de su población actual tiene menos de 35 años. Lo que supone 17,1 millones de habitantes. Y otros tantos de ideas, anhelos y sueños que combaten, desde hace un mes, pesadillas con un saldo aterrador: 23 muertos, cientos de heridos y más de un millar de detenidos. Venezuela es el país de sueños de futuro que niega por la fuerza un gobierno del pasado.

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