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Opinión | "Bueno, carallo, bueno, Jácome", por Xabier R. Blanco

En La Región, periódico que lleva 113 años escribiendo la historia de la provincia de Ourense, trabajó hasta la jubilación un redactor jefe al que resultaba casi imposible colarle un tema de chicha y nabo ni en las mañanas de resaca. “Bueno, carallo, bueno”, respondía sin apiadarse desde el otro lado de la línea telefónica cuando consideraba que la propuesta informativa no estaba a la altura del respeto que merecen el lector y el oficio. El cumplimiento de estas coordenadas hacen que un periódico pase de centenario y conserve el pulso para denunciar la sospechosa gestión del alcalde de la tercera ciudad de Galicia con la publicación de unas conversaciones que avergonzarían al jeta más atrevido de la clase política y que retumban en todo el Estado.

Jácome interpretó el papel de escapista

Gonzalo Pérez Jácome convocó a los medios en el salón de plenos del Concello para intentar escabullirse de unos audios en los que confiesa que “es mejor pillar así 800.000 de una vez que andar con caralladas” o presume de que él controla para trampear la fiscalidad de las donaciones a su partido, Democracia Ourensana, tanto si son en A, en B o en “binladens”. Jácome interpretó el papel de escapista en una rueda de prensa en la que tendría que aclarar, como alcalde de los ourensanos, el contexto de sus comprometedoras palabras. No disimuló. Llegó con la intención de sacar el foco del contenido de los audios y no se apartó del guión ni en el turno de preguntas. Jácome teatralizó una “master class” de edición de audio un tanto cómica con la que pretendió anular la carga de la prueba, matar al mensajero y a todos los que considera que están en su contra, ya sea La Región, La Voz de Galicia o Copasa.

Pasó de dar explicaciones a denunciar una trama contra Democracia Ourensana

Como Jácome considera que las conversaciones están manipuladas y fueron obtenidas mediante espionaje, pasó de dar explicaciones a denunciar una trama contra Democracia Ourensana urdida por la prensa que no traga sus desbarres pero, según él, quiere seguir sobreviviendo gracias al dinero público y una multinacional que opera en todo el planeta desde la ribera del Miño pero, según él, no puede pasar sin la concesión de las basuras, el agua y los autobuses. En vez de responder, Jácome planteó las elecciones como un plebiscito entre DO o la mafia. “Bueno, carallo, bueno, Jácome”, diría el redactor jefe.

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