Opinión

Lluvia al gusto

La dependienta de una zapatería de la calle Real de A Coruña volvió a asomarse a la puerta al terminar de secarse y poner el negocio en marcha. Levantó la vista al cielo y extendió la palma de la mano para concluir en carne propia que tardaría en escampar. “Hace mucha falta que llueva, estamos en presequía y si Cecebre se seca, nos quedamos sin Estrella Galicia y eso sí que sería el final”, bromeó un repartidor que pasaba calado hasta la gorra. A la carcajada de respuesta le siguió una sonrisa de resignación. “Ya, pero lloviendo de esta manera no creo que los pasajeros del crucero bajen a tierra”, añadió.

Las tiendas del centro de A Coruña trabajan con un ojo puesto en la lista de entradas de trasatlánticos al Puerto para estar preparados. Hay días, sobre todo los de mucho sol y planes de playa, que los cruceristas salvan la caja, “quizá porque en su país el calzado es peor o mucho más caro”.

“Déjate de lluvias, que es normal, el problema es que el mundo está en manos de tipos que han perdido la cabeza como Netanyahu, Putin, Trump o ancianos como Biden”

En las dos horas siguientes no paró un instante de jarrear y para recorrer poco más de 30 kilómetros por la autopista AG-55 entre A Coruña y Carballo era conveniente llevar ruedas de invierno calzadas o saber patinar por la cantidad de agua embolsada en el asfalto. La cortina dificultaba la marcha e incluso la visión de las cabinas del peaje. Al alcanzar el puesto de asalto un operario –alguno queda aunque están en vías de extinción– salió de la garita para ayudar a un anciano peleado con el cobro automático. La barrera se levantó y el coche se puso en marcha. El operario continuó  en el mismo sitio sin apartar la vista del cielo mientras ayudaba a los siguientes vehículos a apoquinar el peaje. Cuando el chófer de anécdotas esperaba un comentario sobre lo chungo de la carretera incluso para Fernando Alonso, el hombre soltó: “Está cayendo bien, pero espero que el frente llegue a la Mariña lucense y en Ourense también empape porque ha estado toda la noche ardiendo el monte”. Poco después telefoneó un marmitero de la política gallega despreocupado por una lluvia que por estos pagos recibe un centenar de nombres según la fuerza. “Déjate de lluvias, que es normal, el problema es que el mundo está en manos de tipos que han perdido la cabeza como Netanyahu, Putin, Trump o ancianos como Biden”. En Gaza e Israel no escampa. 

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