Será el agua o será cierto que el 'Santiño' hace milagros? En Compostela tanto llueven alcaldes como en el PSdeG local brotan afiliados de repentino compromiso, dejando en poca cosa aquello de los panes y los peces.
Santiago, ciudad de taciturnas piedras, humedad alegre y final del Camino va rumbo a representar todo lo que no hay que hacer en política. Al santiagués, que alguno queda, hay que colgarle la medalla a la paciencia con el personal que lo representa. Todavía no se entiende cómo no han corrido a censarse en alguno de los municipios dormitorio que crecieron desalmados al abrigo de la administración autonómica. Hay un famoso hostelero que sostiene que la aldea más grande, para algunos también bella, de Galicia se estropeó tras la llegada del politiqueo y el funcionariado con la capitalidad. Compostela ha pasado de ser sede de curas y de algarabía universitaria a plaza de encuentro de las mañas políticas.
La cifra récord de tres alcaldes en un solo mandato, imputaciones judiciales de todo tipo, concejales que no han sido elegidos por los ciudadanos y el principal partido de la oposición malgasta la oportunidad de presentarse como alternativa seria al PP.
Justo cuando el PSOE anda más tocado y dividido, a la agrupación local se le duplican milagrosamente los afiliados. La concejala Mercedes Rosón, que aspira a ser candidata, reconoce abiertamente que le pidió un favorcete a familiares y amigos para que abrazasen la rosa. A Francisco Reyes, sobre el papel el hombre del partido para encabezar la lista y también concejal, tampoco parece disgustarle la sobredosis de socialismo declarado que se registra en la sede local. "Madre mía, en manos de quién estamos. Si nos hacemos trampas entre nosotros...", comenta un simpatizante descontento con lo que sucede. Es también consciente de que el engorde de los censos no es una excepción que se produzca sólo en la agrupación compostelana, con lo que el proceso de primarias al final se quedará en un asunto de familiar compadreo a no ser que la investigación anunciada por la cúpula del socialismo gallego y su líder Gómez Besteiro diga lo contrario. En Santiago incluso puede llover hacia arriba. También alcaldes y afiliados.
