Zumbadas están madre e hija acusadas de asesinar a quemarropa a Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León, para ajustar cuentas personales. Grilladas están las personas que vierten en las redes sociales comentarios ofensivos o jocosos sobre el brutal y repudiable suceso, independientemente de si la política leonesa tenía la lengua afilada, cobraba un porrón de sueldos o actuaba de manera despótica. De atar están las concejas socialistas de Vilagarcía y Meis con el dedo demasiado rápido sin valorar las consecuencias de sus comentarios desde un puesto público. La segunda incluso escribió: "Tiembla Louzán". El PSdeG ha actuado con rapidez y cordura reclamando su acta de concejal y las dos han obedecido, además de lamentar su comportamiento.
La locura es generalizada. De chalados es que una jueza tenga que investigar si en el puticlub lucense Queens está enterrada una rapaza explotada sexualmente; que se juzgue a un tipiño por degollar a una mujer en Arteixo; que consintamos que haya personas que se suicidan por desahucios; que muchos padres no tengan pan para darles de comer a los cativos mientras los poderosos son cada vez más ricos o que el tercer mundo sea cada vez más famélico y pobre. El asesinato, tanto el de Carrasco como el de otra persona, es condenable sin paliativos para todo aquel que tenga algo de cordura. Otra cosa es que los políticos que se reparten el poder quieran aprovechar la lastimera tragedia para cercenar las redes sociales. El ministro de Interior ya ha anunciado que las fuerzas de seguridad investigarán los comentarios injuriosos para "limpiar las redes de indeseables". El portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso, José Martínez Olmos, se ha dado prisa en reclamar al Gobierno una regulación. ¿Es que PP y PSOE ya se han dado cuenta de que el chiringuito se les están yendo al garete y han llegado a un pacto para seguir pisando moqueta? Que no se confundan. El personal acostumbra a expresar en las redes que está harto de que hayan entregado la política y gobiernen pensando más en las grandes corporaciones multinacionales y en su propio interés que en el ciudadano. También hay locos que vierten comentarios injuriosos, como locura es intentar silenciar al pueblo.
