Opinión

Molina y la letra pequeña

Cebar la vanidad del soberbio es un señuelo poderoso para que coma de la mano. Aunque casi nunca compensa el halago interesado del que fue adversario porque la plaza pública acaba cobrando el cambio de chaqueta, el que tuvo cargo tiende a caer en la trampa sin examinar el envoltorio aunque la biología le indique que es mucho trote para el resuello que queda.

En esta campaña electoral Zapatero continúa matizando su figura política por lealtad a la camiseta mientras la posición de los líderes de la generación que lo precedió aviva aquella rumorología sobre el cambalache de la CIA y el socialismo de pana y tortilla para desplazar del negocio de la transición al Partido Comunista, la fuerza a la que acudían todos los que de verdad lucharon contra el franquismo.

Aunque casi nunca compensa el halago interesado del que fue adversario porque la plaza pública acaba cobrando el cambio de chaqueta, el que tuvo cargo tiende a caer en la trampa sin examinar el envoltorio

El coruñés César Antonio Molina, descendiente de republicanos y ministro de Cultura en el Gobierno de Zapatero entre 2007 y 2009, acudió  a la presentación del programa cultural con el que el PP se presenta a las elecciones y pidió el voto para el candidato Alberto Núñez Feijóo como solución “para que los fantasmas de un lado y de otro no tengan opción”.

Argumentó que mientras Sánchez insultó a los gallegos, Feijóo frenó a un BNG que en los pactos pide cultura y educación “para fanatizar a la gente”. La misma peña que ha impedido que Vox no tenga más que un concejal en Galicia y en el pequeño municipio de Avión en varios procesos electorales.

Molina argumentó que mientras Sánchez insultó a los gallegos, Feijóo frenó a un BNG que en los pactos pide cultura y educación “para fanatizar a la gente”

Para descifrar el viraje del escritor Molina hay que acudir a la letra pequeña. Dijo: “La princesa tendrá que recorrer España para conocer su país, también a través de los monumentos y escritores y una compañía fundamental debería ser ministro de Cultura, un ministro de paz por encima de las ideologías”. Molina se ofrece.

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