Opinión

Precampaña plástica

La Xunta tuvo en su mano desde mediados de diciembre girar el cañón ante el primer aviso sobre las bolitas de plástico que estaban llegando a la costa y apuntar al Gobierno central con deberes por las competencias. Una fotografía diaria del presidente Alfonso Rueda oteando el horizonte para avistar los “pellets” de plástico que perdió el mercante Toconao frente a la costa portuguesa le hubiese permitido apuntarse el mérito en caso de que no llegasen a Galicia y cargar la culpa en la cuenta del Gobierno central si tocaba ponerse a limpiar como sucede.

La Xunta no ha reaccionado bien quizá porque el vértigo es tremendo

Pero en vez de señalar al que tiene las competencias mar adentro decidió minimizar el problema y hasta ayer no declaró el nivel 2 de alerta para que el Estado aporte medios en el cribado de los arenales. “La iniciativa en política es clave, hay que apuntar antes que el adversario. La Xunta no ha reaccionado bien quizá porque el vértigo es tremendo cuando te juegas la presidencia y de ahí la parálisis en la reacción. Si soy Rueda, le pongo deberes desde el primer día al Gobierno con el tema”, sostuvo Xosé Carballo, periodista y consultor, durante una llamada para sabanear la precampaña.

La respuesta de la sociedad civil es otra vez ejemplar, pero la situación es distinta a la gestión de la catástrofe medioambiental por el chapapote del Prestige, ya que Manuel Fraga no podía tirar de las orejas al Ejecutivo de Aznar. En cierta manera, la Xunta ha trabajado para la oposición en precampaña, quizá por temor a una imagen de Gómez Besteiro subido en un barco de limpieza que deja toda la playa al BNG para zarandear a los dos gobiernos. Como el tráfico marítimo es una suerte de piratería moderna, queda una duda: ¿son sólo bolitas de plástico o el buque ha perdido algo más tóxico?

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