Opinión

"Pues vas a seguir sin conocer Verín"

La capacidad de evasión del ser humano es prodigiosa. Las imágenes de los vecinos de Verín sentados en una terraza después del cierre de dos semanas acordado por los hosteleros y el Concello mostraban la felicidad en un instante. Entre una caña en un bar o en un balcón hay mucho calor. La hija de un colega de Ourense pasó por delante de la televisión mientras daban la noticia y se giró con cara de plan: "Papi, pues yo Verín no lo conozco". Él se quedó unos segundos descolocado –Ourense lleva tres semanas de cierre perimetral, sólo los convivientes pueden compartir mesa en la terraza de un garito y no se barrunta un alivio en las medidas– hasta que armó la respuesta de retranca: "Pues vas a seguir un tiempo sin conocer Verín. Mientras sigamos con tantos casos positivos nos vamos de cabeza al cierre bestia excepto para las actividades esenciales, como ya están pidiendo muchos, y todos los demás para casiña que chove". La hija se dio cuenta de que la visita a Verín tendrá que esperar hasta que lo decida el comité clínico de expertos que asesora a Feijóo, que seguía ayer reunido cuando se terminó de escribir este folio. El pronóstico era chungo.  

Después del cierre perimetral por sorpresa ordenado el viernes en las siete grandes ciudades y aledaños, la Xunta anunció ayudas en un plazo de 15 días para compensar las pérdidas de la hostelería. La Delegación del Gobierno y algunos alcaldes socialistas tiraron de los ERTE y de las rebajas en las tasas municipales para que sus méritos no queden opacados por lo que puede venir, que todavía no se sabe. En este caso la refriega es positiva para el sector. Ganancia del tabernero. 

El popular alcalde de Arteixo, Carlos Calvelo, propuso con buena intención que se permita a los trabajadores que comparten espacio comer en la misma mesa para echar una mano a los restaurantes. Se presupone que si curran con mascarilla, el riesgo aparece cuando permanecen más de 15 minutos masticando. Pero es una idea. También en las alturas del patio político occidental se apela al estado de alarma, toque de queda y confinamiento domiciliario para controlar la pandemia de covid-19 como un creyente invoca al santo para conjurar una desgracia. Y cada persona carga con su mazo.

Te puede interesar