Opinión

Las renovables y el 'cocherito leréctrico'

En enero de 2011, Javier Losada y Javier Guerra, alcalde del PSOE y conselleiro del PP, inauguraron en A Coruña 30 'electrolineras', palabro con que el que se denominó los puntos de recarga para coches eléctricos. "Están fastidiando 30 plazas de aparcamiento antes de tiempo", comentó un tipo socarrón mientras contemplaba como los dos políticos se bajaban del vehículo enchufable.

Ese año, la empresa viguesa BlueMobility Systems, participada por Gas Natural Fenosa y ya liquidada, preveía la instalación de 15.000 puntos de recarga en Galicia en el plazo de 7 años. Claro que doce meses antes, Miguel Sebastián, ministro de Industria y lazarillo económico de José Luis Rodríguez Zapatero, había pronosticado que "en el año 2015 habrá un millón de vehículos eléctricos circulando por las carreteras españolas". En Ourense se anunció la creación de la planta de coches eléctricos Xero y en Vigo la instalación de la fábrica de baterías Mitsubishi.

Pensábamos movernos gracias a la electricidad y tuvimos que volver a los pedales. Al amparo del teto de la Xunta una treintena de "electrolineras" se instalaron por Galicia, como quien compra las ordeñadoras antes que las vacas. En los tres primeros meses de este año, en Galicia sólo se había matriculado un coche eléctrico, la Xunta se gastó 2,4 millones en 2013 para adquirir 28 vehículos de estas características y el Plan Moeba para fomentar el uso entre el personal le supuso a Galicia 40 millones de euros. Sin ánimo de aumentar la descarga, el Gobierno gallego también le concedió 14 millones a Citroën para que las furgonetas eléctricas que aún no han empezado a producir en la planta de Vigo lleven el apellido de Galicia por las carreteras del mundo.

Cualquier iniciativa que contribuya a que no sigamos quemando nuestro cansado planeta es plausible. El conselleriro de Economía e Industria, Francisco Conde, reiteró en el Parlamento la apuesta decidida por las energías renovables. La hidráulica es indiscutible mientras los ríos tengan caudal, la eólica necesita un soplido que llene sus velas tras recurrir la adjudicación del bipartito y ahora se vende que el futuro pasa por la biomasa. Es necesario consensuar un plan energético de país que implique a todos para que no acabe como el 'cocherito leréctrico'.

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