Opinión

Y Currás seguía ahí

Pues Ángel Currás seguía ahí. En un despacho alejado de Raxoi y en una concejalía sin contenido. Esperando a que lo colocasen en la dirección territorial de Tragsa o en algún sitio caliente por las imputaciones prestadas. Con todo el descaro y quizá sin mala fe, sino porque siempre fue así. Pero alguien en el PPdeG debió de avisar a Feijóo de que ahora esto no es tan fácil de vender, que igual toca ir unos cuantos meses a dar clase al instituto. Resulta curioso que haya aguantado tanto después de su sustitución por el exconselleiro Agustín Hernández en el mes de junio, aunque el Concello de Santiago ha sido un auténtico parque temático este mandato.

Es que cuesta irse, chico. Marcos Martínez finalmente ha renunciado a la presidencia de la Diputación de León y a la alcaldía de Cuadros, pero continúa de diputado desde el trullo.

La convención sobre buen gobierno de PP en Cáceres demuestra que en el papel se escribe recto pero se decide torcido. Que José Antonio Monago haya cargado al Senado los viajes a canarias para ver a su moza no admite justificación alguna. El viernes predica que los pasajes privados los paga de su bolsillo, el sábado decide devolver la pasta. Rajoy a su lado en la foto. Mientras, el diputado del PP por Teruel y número dos en la provincia, Carlos Muñoz, dimite por haber cargado al Congreso billetes de avión para ver a la misma rapaza. "El sistema quiere atacar a Monago porque el presidente quiere acabar con el sistema", dice el número dos del PP extremeño.

En Cataluña más de dos millones de personas acudieron a las urnas y Feijóo se puso en línea de tiro. Afirmó en Barcelona que el Gobierno central no puede ignorar a esos dos millones como Mas no puede obviar a los cuatro que no votaron. Pues dense prisa.

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