Opinión

"Yo la pongo"

Un hombre vestido con falda cruzó ayer al mediodía una céntrica calle de León. La cabeza se fue de inmediato a la reivindicación LGTBi por el Día del Orgullo, pero quizá obedeciese a caminar más fresquito cuando el termómetro marca 33 grados. “Pues yo creo que va bastante más elegante que cualquier señor con pantalones cortos de colegial”, comentó una de las dos señoras que iban detrás. El día anterior en A Coruña había tropezado con dos mozos, en lugares diversos, paseando con falda sin que a nadie le llamase la atención, pero la imagen en esta esquina atlántica no chirría desde hace años debido al montón de diseñadores y modelos que residen en la ciudad por la multinacional Inditex.

En Castilla y León, aunque la mayor parte de leoneses desean distanciarse de Valladolid y separarse de Castilla para constituir la 18 autonomía, la manera de vestir suele ser más recatada, quizá porque el frío ordena la mayor parte del año. Las Cortes, con sede en Valladolid, las preside Vox, que también ocupa la vicepresidencia del Gobierno gracias al primer pacto del Estado entre el PP y la ultraderecha para ir de la mano cuando Núñez Feijóo acababa de llegar a Génova. En el Ayuntamiento de León, con alcalde socialista en funciones hasta que la Justicia resuelva un recurso de Vox por dos centenares de papeletas, lució ayer la bandera arcoíris; en las Cortes de la comunidad el presidente impidió que las luces con los colores que identifican al colectivo LGTBi iluminasen la institución que acoge a los representantes del pueblo. Los diputados socialistas respondieron colgando banderas en las ventanas de las dependencias asignadas, como ha hecho mucha peña en las redes sociales. “Ellos la quitan, yo la pongo”, triunfó en el patio tecnológico.

A Vox hay que reconocerle que mantiene el discurso sin importarle la estrategia electoral ni la posibilidad de espantarle a Feijóo los cabreados con Sánchez o los populares más centrados. Prohibió las banderas arcoíris donde tiene posibilidad de veto sin esperar a que pasen las elecciones del 23-J. Galicia, más allá de la refriega parlamentaria por la tensión electoral, contempla de lejos la involución de derechos. Un solo concejal en el pequeño municipio ourensano de Avión no hace bandera.

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