Opinión

Zelenski matiza a Borges

A Jorge Luis Borges le preguntaron sobre la dictadura de Videla durante una conferencia en Estados Unidos. “Me parece muy bien porque en Argentina, si nos dejan votar, podríamos elegir de presidente a un actor”. Ronald Reagan acababa de llegar al despacho oval de la Casa Blanca. Borges era un genial provocador. Su saludo a la Junta Militar argentina le costó el Nobel, aunque después se arrepintiese porque el dolor por los “desaparecidos” pesaba más que las faenas que el derrocado peronismo le había hecho al escritor.

Al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se le concedió en un principio el crédito de un chisgarabís por su oficio de actor, pero durante la invasión de Putin el titiritero se ha destapado como un político que maneja con soltura la escena internacional. Ayer se arracimaron en el Congreso diputados y senadores para escuchar su comparecencia. Faltó el líder del principal partido de la oposición. Si la ausencia obedeció a que no se cursó invitación porque Núñez Feijóo no es diputado ni senador, se trata de un gambazo impropio en tiempos de guerra. En todo caso, se hizo evidente que es imposible, o casi, presidir Galicia y liderar la oposición en el Estado como le reprocharon BNG y PSdeG en el Parlamento gallego por retrasar la mudanza hasta mayo.

Zelenski equiparó los bombardeos en Ucrania en 2022 con los de Guernica en 1937, agradeció a empresas como Inditex, aunque no la mencionó, que hayan interrumpido su actividad en Rusia y señaló directamente a “Porcelanosa, Sercobe y Maxam” para que dejen de hacer negocios con Putin. El grupo cerámico alegó al momento que en marzo sirvió los últimos pedidos pagados en enero y ha cortado con Rusia. Zelenski clava el papel que nunca quiso haber interpretado. 

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