El sábado más largo se vive en Xunqueira de Espadanedo

Los vecinos cumplirán otro año con la tradición de sacar los antiguos carros de madera de las cuadras para ponerlos frente al Monasterio de la localidad el Domingo de Resurrección

El sábado de Semana Santa no se duerme en Xunqueira de Espadanedo. Se trata de la noche “máis longa” del año en este concello ourensano, puesto que hay una misión que cumplir: Sacar de las cuadras los antiguos carros de madera y llevarlos al Sagrado del Monasterio cisterciense antes de que tenga lugar la misa del Domingo de Resurrección. Allí, atados formando un arco en punta y ataviados con productos del campo -verzas o nabos con flor, entre otros- sirven de pasarela a los fieles que acuden a la eucaristía de las 12,30 horas.

Hasta donde alcanza la memoria y los antepasados, el “Sábado longo” nunca dejó de celebrarse en Espadanedo, y tan solo la pandemia impidió a este municipio reencontrarse con una de sus tradiciones más arraigadas. 

Antes del 2017 solo participaban en este evento los “mozos” solteros, ahora, debido a la despoblación y para evitar perder esta cita de carácter etnográfico, se suman todos los hombres y mujeres del concello.  “Aos rapaces que tiñan ao redor de 16 anos invitábaselles a participar no Sábado longo. Era un xeito de dicir que xa se achegaban á maioría de idade”, explica Antonio Fernández, de la Asociación Os Xuncos. “Había unha cea primeiro e, ao rematar e por grupos, ían a buscar os carros a cada pobo”, añade. 

El Sábado longo también se conocía popularmente como “a noite das trangalladas”, puesto que los jóvenes tiraban de ingenio y travesura para lograr hacerse con aquellos carros más inaccesibles: “Ao que era o máis reticente a deixarnos o carro era o primeiro ao que llo colliamos. Tiña máis mérito”, cuenta, con humor, Antonio. “Levar os carros era como unha trasnada que facían os mozos. Ían con eles ata a porta da igrexa que, claro, era onde se vía todo. De feito, se había roupa tendida ao redor, antes tamén se collía”, apunta Ana Blanco, una de las mujeres que también se suma a la tradición en esta nueva era. 

Apretar bien los ejes del carro para que “cante”, mediante el roce de la propia madera, era y es otro de los requisitos de esta cita.  Y es que, antiguamente, en Espadanedo los vecinos eran capaces de identificar la propiedad de cada carro por el sonido que éstos emitían. Para seguir reforzando la tradición, la Asociación Os Xuncos, presidida por María Alonso, se encarga de restaurar algunos de los carros que se utilizan. En total, este domingo se colocarán ocho. Más de 100 personas participarán en una cena el sábado para coger fuerzas y disfrutar de una madrugada con tradición y humor y poco sueño.

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