ELIGIO LABRADOR

n n nEste hombre pequeño de estatura pero inmenso de corazón se ha ido a descansar y a cuidarnos desde el cielo. Seguro que al entrar ha dicho:
'Tended ese puente, tendello, pues de no hacello, pardiez, antes del primer destello domaremos la altivez de esa torre, habréis de vello'.

Y por supuesto que le han abierto mientras se escuchaba de fondo: 'Dejad paso a Eligio, al buen marido y ejemplar padre, a este hombre culto que se ha cultivado a sí mismo'.

Fuiste un poquito cascarrabias pero siempre enamorado de las discusiones positivas. Estudiaste con nosotros todas las carreras: medicina, ingeniería, empresariales y derecho... Eras nuestro profesor y todos los días preparabas la lección para educarnos. Disfrutaste en la tierra mucho tiempo y bien; fuiste querido y apreciado por todo el que te conoció. Ahora Papá ya no estás con nosotros y nos hemos quedado muy solos, peleaste hasta el final como siempre has hecho y la última batalla la ganaste como El Cid. Gracias por el ejemplo, la educación y el cariño que nos has dado. A veces pensábamos que éramos hijos de orientales, papá era Li para mamá y mamá era Lo para papá.

Sabemos que nos seguirás guiando y cuidando, especialmente a Laurita del Padornelo. Nos vienen los recuerdos de Chindasvinto, Sisebuto y Leonor, Cenobia, Alfonso X, Don Mendo. Todos los días nos recitabas poemas, con ese tono de voz y esa vocalización tan particular y propia. Hoy la ciudad de Ourense te ha aclamado, eres un verdadero ejemplo para todos.

Un beso muy fuerte papá y aunque no te veamos físicamente seguiremos hablando todos los días para decirte: Te quiero.

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