la escuela se queda corta

Los educadores que comienzan a desarrollar su profesión en el mundo de la globalización encuentran que la escuela ha cambiado radicalmente. Los educandos provienen ahora de diversas culturas. El acceso a Internet proporciona visiones hasta ahora desconocidas. Se genera así un 'mestizaje cultural' que requiere incrementar el número de profesores y al mismo tiempo modificar sus conocimientos y sus habilidades para poder aprovechar la concurrencia de la diversidad cultural.
Si la relación entre autóctonos y aloctenos se funda en el respeto de los principios subyacentes en el sistema democrático del respeto a la diversidad, ya no hay lugar para el peor de los colonialismos: el cultural. Los educadores no pueden asumir ellos sólo la responsabilidad de la lucha contra el colonialismo cultural. Es el Estado y toda la sociedad los que deben asumir dicha responsabilidad.

La tarea de la escuela se hace quizá imposible en una sociedad que atrae al inmigrante para explotarlo y no procura su enriquecimiento con la cultura que los acoge y al mismo tiempo no valora suficientemente o desprecia la diversidad de los otros. Se genera así una cadena de causas en la que la persona que ha sido explotada y lo ha olvidado, explotará a otras personas.

La victimización no ennoblece a sus víctimas por lo general, sino que las despoja de su humanidad. La memoria de los sufrimientos en primera persona no hace que las personas sean más generosas y receptivas al dolor de los otros. Por el contrario, la victimización propicia que los descendientes de las víctimas se comporten de modo cruel con los descendiente de quienes perpetuaron crueldades.

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