El equipo de Prado iguala a falta de cinco minutos con un penalti de Roberto Dacosta un pobre partido ante un Cortegada que casi da la sorpresa

El Covadonga traiciona su fútbol

El central del Covadonga Iván sujeta del brazo al delantero del Cortegada Cristian, que intenta llevarse el balón controlado (Foto: MARTIÑO PINAL)
Cuanta razón tenía uno de los seguidores del Covadonga al afirmar que este partido ante el Cortegada entrará en la historia como uno de aquellos encuentros que más pronto quedará en el olvido.
Había que revisar las presencias del equipo de José Prado como anfitrión en Oira para recordar un partido tan pobre, desdibujado y hasta cometiendo el peor pecado que se le puede imputar a este equipo, no haber tratado con mimo el balón y carecer de sincronización en los pases.

El Cortegada venía con la intención de sacar algo positivo y dispuso de un buen planteamiento defensivo que no exigió esfuerzos sobrehumanos para impedir que su portero Alex pasara apuros.

Poco a poco le fue perdiendo el respeto a su rival, se animó y en su aproximación más clara certificó el 0-1. Cristian, rompiendo el fuera de juego se marchó por la banda derecha y al llegar al fondo su posterior centro fue conectado a la altura del punto de penalti por Rubén Meleiro. El negocio para los visitantes era redondo.

Era de esperar para la segunda parte una lógica reacción del Covadonga, pero cometió el error de correr más que el balón y las ansias por buscar el empate le nublaron el horizonte, al punto de pensar que esa posibilidad se iba a convertir en imposible. Sólo las pequeñas pinceladas o faltas de Roberto Dacosta abrieron un poco la luz.

El Cortegada, viendo que su rival se lanzó dejando algo descubierta su defensa, se plantó en un par de contragolpes que sólo por la falta de puntería en los metros finales impidieron certificar una victoria que ya comenzaban a saborear. Pero se produjo la jugada que posibilitó un alivio entre la tormenta. El lateral Mauro centró desde la izquierda e infantilmente el central Roberto queriendo despejar, controló el balón con ambos brazos y el consiguiente penalti lo ajustó Roberto Dacosta contra e palo izquierdo a pesar de la estirada de Alex.

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