La Asamblea Extraordinaria se saldó sin relevo en la presidencia y con el club en causa de disolución a la espera de un 'valiente' que lo impida

El Ourense, contra las cuerdas

Manuel Seoane, ex presidente del Ourense, acompañado por algunos miembros del Consejo.
La imagen de la Cámara de Comercio el día que el Ourense se jugaba su futuro es el mejor ejemplo del presente que vive el club. Vacío de empresarios con solvencia para liderar un proyecto, sin representantes políticos e incluso sin ex presidentes. Huérfano de apoyo. El Ourense está en causa de disolución y, aunque es de esperar que en los próximos días se evite el descabello, las sensaciones son de dejadez, falta de interés y soledad. Social y económicamente el club está grogui.
No hubo sorpresas y el actual Consejo de Administración presentó su dimisión ante menos de medio centenar de asistentes, incluyendo la prensa. Tampoco hubo novedades en el segundo punto del orden del día. El silencio fue la respuesta al ofrecimiento de relevo presidencial.
20 minutos de Asamblea que dejan al Ourense en causa de disolución. En los próximos días es de esperar que algún grupo de aficionados asuma el reto de liderar el club pero ya con el puñal en la espalda del Ourense.

El relevo
Se perdió la inercia del ascenso y el tiempo sigue pasando sin que el club avance. Lejos de eso la temporada pasada está sin cerrar.
Todos los condicionantes empujan a los candidatos en la dirección contraria. La deuda a largo plazo es imponente y para cerrar la temporada pasada hacen falta 30.000 euros. Luego tocará buscar los cerca de 800.000 que harán falta para no quedarse en el camino durante la temporada.
Además el cuerpo técnico está firmado y la plantilla confirmada. Sólo quedan los cinco o seis fichajes que la completen. Una plantilla a la que la directiva saliente ha colocado en muchos casos contratos de larga duración para convencerlos de sus renovaciones.
El relevo, que lo habrá, tendrá que pagar las deudas de la temporada pasada, buscar el presupuesto de la próxima y asumir un proyecto deportivo ya configurado. Mientras no llegan, el club está despersonalizado para realizar cualquier tipo de gestión.
Serán los encargados de evitar un desenlace que ha ido cogiendo peso con el paso de los días. De no llegar el grupo alternativo, se convocaría una Junta General Ordinaria en la que se presentarían las cuentas del club para posteriormente disolverlo y liquidarlo.
Después de varios meses de inquietud el Ourense llega a otra punto similar al anterior. Un poco más cerca del abismo pero quizás por ese motivo más próximo al cambio de dirección.
Un grupo de aficionados, incluido algún ex jugador del primer equipo, se reunirán durante el fin de semana con Manuel Seoane para conocer al detalle la situación real del club. Serán, quizá, la última esperanza para un Ourense que dejó en su Junta una imagen indiscutible de cual es su presente. El futuro sigue en el aire.

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