Pese a estrenar su condición de heptacampeón mundial, la voracidad del francés Sebastien Loeb (Citroën) no parece tener fin. El alsaciano ya se encuentra después de la primera jornada al mando del Rally Cataluña, que ha ganado en las últimas cinco ediciones, en tanto su compañero, el español Dani Sordo, empieza a tener muy complicado cumplir su aspiración de estrenar su palmarés en la carrera de casa.
Desde 2006, el cántabro viene acabando el Cataluña en segunda posición, justo por detrás de Loeb. El año pasado, órdenes de equipo le obligaron a levantar el pie del acelerador para asegurar el título del francés y sentenciar también el de constructores.
Este año, con el campeonato decidido, Sordo corre con plena libertad, pero quizá acuciado por la urgencia de ganar por fin una prueba del Mundial y aún más presionado por tener que hacerlo además en casa y ante la afición que un día vio en él un nuevo Carlos Sainz.
Las cosas no funcionaron para el español, que no se adaptó a una novedosa etapa mixta con constantes cambios de piso y distintas alternancias entre tierra y asfalto. Una discreta participación que le ha colocado en la sexta posición a 54.7 segundos del líder.
Su C4, que acusó problemas de agarre por culpa de unos neumáticos excesivamente deteriorados (sobre todo en las especiales de la tarde), rodó siempre lejos de la cabeza, en los que sí que estuvo su compañero Loeb, intratable como siempre aunque no se juegue nada.
El alsaciano aprovechó su condición del líder del Mundial para abrir pista. Parecía que esta circunstancia podía perjudicarle al ser el encargado de limpiarle los tramos de grava a sus rivales.
Sin embargo, abrir la carrera le acabó beneficiando al ser el primero en entrar en contacto con el asfalto, que se fue ensuciando con el paso de los minutos hasta darle más de un susto a los pilotos.
Este sábado, el rally vuelve a su configuración habitual, con otros seis tramos esta vez íntegramente de asfalto, que en teoría deben consolidar a Loeb al frente de la clasificación y acercar a Sordo a los puestos de cabeza.
Este año, con el campeonato decidido, Sordo corre con plena libertad, pero quizá acuciado por la urgencia de ganar por fin una prueba del Mundial y aún más presionado por tener que hacerlo además en casa y ante la afición que un día vio en él un nuevo Carlos Sainz.
Las cosas no funcionaron para el español, que no se adaptó a una novedosa etapa mixta con constantes cambios de piso y distintas alternancias entre tierra y asfalto. Una discreta participación que le ha colocado en la sexta posición a 54.7 segundos del líder.
Su C4, que acusó problemas de agarre por culpa de unos neumáticos excesivamente deteriorados (sobre todo en las especiales de la tarde), rodó siempre lejos de la cabeza, en los que sí que estuvo su compañero Loeb, intratable como siempre aunque no se juegue nada.
El alsaciano aprovechó su condición del líder del Mundial para abrir pista. Parecía que esta circunstancia podía perjudicarle al ser el encargado de limpiarle los tramos de grava a sus rivales.
Sin embargo, abrir la carrera le acabó beneficiando al ser el primero en entrar en contacto con el asfalto, que se fue ensuciando con el paso de los minutos hasta darle más de un susto a los pilotos.
Este sábado, el rally vuelve a su configuración habitual, con otros seis tramos esta vez íntegramente de asfalto, que en teoría deben consolidar a Loeb al frente de la clasificación y acercar a Sordo a los puestos de cabeza.
