'Católico, español y cada vez más monárquico'

Treinta años después de aquel 23 de febrero, Alfonso Armada, tocado con gorra y enfundado en un chaquetón negro y guantes de lana, confiesa 'tengo 91 años, gracias a Dios una buena memoria y puedo referirme a todo lo que atañe a mi persona, pero no quiero hablar de otras y hacer juicios porque puedo equivocarme y deseo decir estrictamente la verdad para la historia'. Sobre su estado de salud indica que está bastante bien 'sin entrar en detalles'.
Es invierno y toca residir en Madrid, porque apenas el sol coge fuerza se desplaza hasta su pazo coruñés de Santa Cruz de Rivadulla para supervisar una producción de cien mil camelias al año que afirma que es rentable, aunque sin llegar a convertirse en un gran negocio. Ese es su presente.

Sobre que una mujer esté al frente del Ministerio de Defensa, el general Armada señala sin dudar que ' me parece que es más lógico que sea un hombre..., pero en este momento las mujeres y los hombres están equiparados y, por tanto, una mujer que tenga condiciones también puede ser una buena ministra del Ejército'. Pese a su reflexión inicial no quiere que queden dudas: 'No crean que soy un machista. Al contrario. Tengo predilección por las mujeres', afirma.

El general advierte de que sólo quiere juzgar su actuación, no la de los que le juzgaron, cuando se le pregunta si cree que fue objeto de alguna injusticia. Inmediatamente reconoce que muchas otras personas han tenido que soportar más que él y pone un ejemplo: las víctimas del terrorismo.

Padre de diez hijos, ahijado de la reina Cristina y marqués de Santa Cruz de Rivadulla, agradece a 'muchísima gente' lo que se ha preocupado por él, dice ser feliz por lo hecho y por lo vivido y sigue con proyectos. El próximo, un libro sobre Jovellanos que ya está en la imprenta. Y, por supuesto, seguir de cerca la producción de las cuatrocientas clases de camelias que siguen creciendo en su pazo.


SÚBDITO LEAL

Él, autodefinido 'católico, español y cada vez más monárquico', cree que ha cumplido consigo mismo, con España y con el Rey, a quien muestra su lealtad pese a que reconozca que no tiene ninguna relación con él: 'Los contactos son de arriba a abajo. Yo siempre he sido un súbdito leal. Lo demás no es cuestión mía'.

El que fuera general, secretario general de la Casa del Rey, condenado a treinta años de cárcel por el 23-F e indultado por el Gobierno del socialista Felipe González, afirma que no cambiaría nada de su vida' y destaca que durante su carrera militar su principal 'trabajo y satisfacción fue el de ayudante y secretario del, primero Príncipe Juan Carlos, y después Rey.

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