La autopsia llevada a cabo al cuerpo aparecido en una playa de Oia confirmó que la mujer no tuvo una muerte violenta y que había permanecido casi una semana en el agua antes de que el mar devolviera el cadáver a la costa. Por el momento, las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil no han permitido conocer la identidad de la víctima.
La única referencia que han encontrado a la procedencia de la fallecida son las etiquetas de la ropa, que fueron confeccionadas en Portugal. La posibilidad de que la mujer pudiera ser de nacionalidad portuguesa o residente en el país vecino cobra fuerza ante la inexistencia de denuncias en la comarca. Pese a todo, la benemérita continúa las investigaciones para determinar la identidad y origen de la fallecida.
Una vecina de la zona, en las proximidades del monasterio de Oia, fue la que encontró el cuerpo de la mujer e una zona de rocas, que inmediatamente dio la voz de alarma. El cuerpo estaba semidesnudo y presentaba la cara y el cuerpo con numerosos golpes, principalmente en el rostro, que después de la autopsia se ha podido determinar que fueron provocados por su permanencia en el agua, las rocas y la acción de los peces.
La mujer tenía unos 40 años de edad y tenía pelo castaño, medía 1,65 de altura, de complexión mediana y que vestía un pantalón vaquero con un cinturón, presentando el torso semidesnudo, aunque sí llevaba el sujetador.
Al lugar acudieron efectivos de la Guardia Civil, así como un forense y personal del 061, que movilizó una ambulancia y un médico, que únicamente confirmó el fallecimiento de la mujer.
El hallazgo causó una gran conmoción el zona, donde en un primer momento se pensó que pudiera ser alguien de la comarca. El alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, fue el primer en desmentir tal posibilidad al asegurar que no había ninguna desaparecida en el municipio. La Guardia Civil confirmó este punto y añadió que tampoco había constancia en el resto de la comarca.
Una vecina de la zona, en las proximidades del monasterio de Oia, fue la que encontró el cuerpo de la mujer e una zona de rocas, que inmediatamente dio la voz de alarma. El cuerpo estaba semidesnudo y presentaba la cara y el cuerpo con numerosos golpes, principalmente en el rostro, que después de la autopsia se ha podido determinar que fueron provocados por su permanencia en el agua, las rocas y la acción de los peces.
La mujer tenía unos 40 años de edad y tenía pelo castaño, medía 1,65 de altura, de complexión mediana y que vestía un pantalón vaquero con un cinturón, presentando el torso semidesnudo, aunque sí llevaba el sujetador.
Al lugar acudieron efectivos de la Guardia Civil, así como un forense y personal del 061, que movilizó una ambulancia y un médico, que únicamente confirmó el fallecimiento de la mujer.
El hallazgo causó una gran conmoción el zona, donde en un primer momento se pensó que pudiera ser alguien de la comarca. El alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, fue el primer en desmentir tal posibilidad al asegurar que no había ninguna desaparecida en el municipio. La Guardia Civil confirmó este punto y añadió que tampoco había constancia en el resto de la comarca.
