Para Pilar García Negro, aunque el BNG está 'vivo e rufo', el nacionalismo podría perder peso en el Parlamento con la participación de varias corrientes en las próximas elecciones; Pablo G. Mariñas ve necesario un nuevo discurso

El crucigrama nacionalista

El día que el BNG llegó a la Xunta un fotógrafo de ojo rápido y lengua afilada le espetó a un alto dirigente de la UPG: 'Vai baixando o puño, vai baixando o puño'. Durante la etapa en el Gobierno bipartito el nacionalismo gallego se debatió entre los que querían bajar el puño y los que lo querían levantar todavía más arriba. Al choque ideológico se le puso sordina porque San Caetano bien merecía mirar para otro lado. Pero se perdió la Xunta, a la UPG le dejó de servir Anxo Quintana, se puso por primera vez delante de los focos
y el BNG endureció el discurso con Guillerme Vázquez en la portavocía nacional. Durante casi tres años malvivieron las dos corrientes hasta que en la última Asemblea en una votación que ganó con apuros la UPG de Francisco Rodríguez el nacionalismo se dejó muchas plumas.

+Galiza, con buena parte de sus alcaldes, decidió bracear en solitario, aunque Carlos Aymerich,su líder, prefirió quedarse a refugio de unas siglas históricas que pierden votos en cada convocatoria electoral para crear la corriente Abrente. El carismático Xosé Manuel Beiras, líder de Encontro Irmandiño, también se decantó por abandonar la casa común del nacionalismo desde la Asemblea de Riazor de 1982. Y surgió otra corriente como Acción Galega, integrada por Teresa Táboas, Rafael Cuiña o Xoán Antón Pérez-Lema, que perciben el nacionalismo desde una óptica más de centro.


A LA ESPERA DE BEIRAS

A la espera de que Encontro Irmandiño decida en su asemblea del día 16 si se integra o coaliga para acudir a las próximas elecciones con +Galiza, Acción Galega y Ecocaleguistas (corriente que se denomima Compromiso por Galicia), estos ya han empezado a trabajar. Hoy celebran su primer gran acto en Ourense sin perder de vista a Beiras para un nuevo proyecto, ya que 'sería irresponsable que nas próximas eleccións houbese tres candidaturas no ámbito do nacionalismo', según señaló ayer Manuel Dios.

El ciudadano y especialmente el votante del BNG se pregunta si hay espacio para estas dos sensibilidades o si la fragmentación provocará que el nacionalismo pierda representación en la Cámara gallega por ser necesario llegar al 5% de los votos para pisar O Hórreo, tal y como urdió hábilmente en su día Manuel Fraga.

Para Pilar García Negro, histórica dirigente nacionalista, el 'BNG está máis vivo e rufo' que nunca por lo que está sucediendo en la política estatal y las consecuencias que tienen esas decisiones para Galicia. A la corriente surgida con los escindidos del BNG, le presupone 'apetencias electorais, pero quixera saber que ideas ou programa vai defender fóra do ataque ao BNG e de frases comúns como 'hai que abrirse a sociedade'. Pero cando estivemos pechados á sociedade?', se pregunta. García Negro también advierte de la dificultad que existirá para acomodar en la misma formación a 'un acordeón que se abre tanto como para que entre dende un discurso independentista ata un galeguismo 'light'. A la exdiputada nacionalista le preocupa que el nacionalismo pierda peso en el parlamento: 'Na Galiza estase, por parte dos poderes do Estado, tentando por todos os medios para concentrar o xogo político cara o bipartidismo'.

Otro histórico y también exdiputado como Plablo G. Mariñas, piensa lo contrario: 'O BNG tal e como está non é a solución. Está nunha linguaxe e concepción do nacionalismo que vai minorando. A UPG segue a falar de independentismo cando xa non hai nin soberanía nacional nos estados. Ou te adaptas ás demandas da xente ou fracasas'. Al nuevo proyecto le augura un gran futuro 'que hai que definir non en clave de dereita-esquerda, senón de utilidade para o país'.

A pesar del lastre del 5% de los votos para hacerse un sitio en el Parlamento Gallego, Pablo G. Mariñas aprecia por la calle 'un sentimento de que hai que facer algo novo moito máis amplo dese 5%'.

Hay quien sostiene que la división del nacionalismo puede favorecer al PP y a Feijóo. 'Con todo o respecto, non pensamos en Feijóo, pensamos no país'. Mariñas cree que el movimiento que se está gestando puede llegar a tener tanta trascendencia como 'a Asemblea de Riazor' y sobre Xosé Manuel Beiras sugiere que 'hai que deixar paso ás novas xeracións'.

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