Unas cuatrocientas familias españolas no envían sus hijos a clase y les dan una formación personal

La escuela en casa

Algunos niños adquieren en casa formación académica por deseo de sus padres.
Media docena de familias gallegas optan por educar a sus hijos en casa. Han decidido no inscribir a los niños en ningún centro educativo y, en muchos casos, lo hacen con una extremada discreción porque temen ser denunciados. Aseguran que existe un vacío legal porque Educación no contempla este modelo y apelan a la Constitución para hacer valer su derecho a elegir la educación de sus hijos. Profesores y psicólogos no le encuentran ventajas a este modelo de enseñanza, defienden el nivel de conocimiento del cuerpo docente y consideran fundamental que los niños interactúen con otros chavales de su edad.
No escolarizan a sus hijos y los educan en casa. Lo hacen con mayor discreción de la deseada y, en algunos casos rozan la clandestinidad, porque quieren evitar problemas. ‘Haberlos, hailos; en Galicia tenemos registrados seis casos, pero puede que existan algunos más’, indica Sorina Oprean, presidenta de la Asociación para la Libre Educación (ALE), que agrupa a unas cuatrocientas familias españolas que han decidido no inscribir a sus hijos en ningún centro educativo. ‘Queremos educar a nuestros hijos en casa y que luego puedan ir al aula a hacer los exámenes’.

Los practicantes del homeschooling en Galicia se ocultan en el anonimato y no atienden a la prensa por miedo. No quieren líos y delegan en la presidenta de ALE. Esta actitud responde a lo ocurrido hace tres años con unos padres de Oleiros (A Coruña); fueron denunciados en 2006 tras decidir retirar a su hija del colegio y educarla en casa. No dan la cara para no tener problemas con la Administración y la Justicia.

‘Los amenazaron con sacarles la custodia. Matricularon a su hija mayor en una escuela cuando tenía seis años, pero a la niña no le gustaba y decidieron retirarla del colegio’, explica Sorina Oprean. ‘Para evitar problemas con la menor, decidieron matricularla a en un colegio de un país extranjero, que sí permite la educación a distancia, en casa, y les garantiza un título académico’.

Los casos en Galicia casi se cuentan con los dedos de una mano, pero en otras comunidades es una práctica bastante extendida. El debate ha sido especialmente intenso en el País Vasco, donde el PP y el Defensor del Pueblo defienden su regulación tras el caso del matrimonio Branson-Sánchez. La Fiscalía de Menores denunció a estos padres, residentes en Irún, y los acusó de ‘abandono del hogar y desobediencia a la autoridad’ por educar a sus hijos, de 7 y 14 años, en casa. El caso fue archivado porque la Fiscalía entendió que ‘la no asistencia a un centro contraviene normas de carácter administrativo, no penal’ y reconoció que ‘su forma de educar no implica el incumplimiento de sus deberes como padres’.

‘La escolarización en España es legalmente obligatoria de los 6 a los 16 años y la ley Orgánica de Educación (LOE) no recoge la opción de la escuela en casa’, insisten fuentes del Ministerio de Educación. Recuerdan que algunos grupos, fundamentalmente de Cataluña pretendieron que la LOE asumiera esa posibilidad, pero sus peticiones no fueron atendidas.

Los padres que educan en casa se aferran a que la Constitución deja la puerta abierta y a la Declaración de Derechos Humanos, que les da un ‘derecho preferente’ para elegir la educación de sus hijos. La Constitución establece la obligación de una educación básica y gratuita. No alude a la escolarización, pero la LOE obliga a diez años de escolaridad. En España la escolarización es obligatoria. Educar en casa, por tanto, es ilegal salvo en tres supuestos: enfermedad del alumno, vida itinerante o residencia en el extranjero. Profesores y psicólogos argumentan que la convivencia no es completa sin pasar por las aulas. ‘En la escuela, además de estudiar, los alumnos aprenden a vivir juntos y a respetarse’, explica Asun Aller, profesora de Primaria. ‘El niño escolarizado será educado por varios profesores que le aportarán diversos puntos de vista, complementando la educación que sus padres le puedan ofrecer en casa fuera del horario escolar’.

Limitar las posibilidades ‘Quienes educan a sus hijos en casa corren el riesgo de limitar las posibilidades de los niños y los envuelven con una coraza que puede ser perjudicial en el futuro’, añade el psicólogo Carlos Gómez. ‘Dentro del marco educativo existen centros con idearios distintos que garantizan la atención a la diversidad sin necesidad de educar en casa’.

La Asociación para la Libre Educación argumenta que la educación en casa permite adecuarse mejor a las necesidades del niño. ‘Es un sistema más flexible y los contenidos se fijan en función de los intereses de cada alumno. En el colegio se sigue un ritmo que hay niños que no pueden llevar y por eso muchas veces quienes deciden educar en casa son padres de niños que necesitan una atención personalizada’.

Aumenta la escolarización de los niños gitanos, pero se mantiene todavía un alto nivel de absentismo

Quienes se apartan de la escuela y optan por sistemas de enseñanza alternativos encajan, normalmente, en uno de los cuatro perfiles definidos por los expertos: sectas ideológicas o religiosas, defensores de formas de vida alternativas, desencantados de la escuela que creen que pueden hacerlo mejor o personas que se adaptan a un difícil horario por estudios artísticos o deportivos.

Muchos de esos objetores de la escuela son gitanos. En los últimos años se han producido notables avances y ha aumentado considerablemente la tasa de escolarización en Galicia (más del 95% de los niños gitanos escolarizados en Primaria, un porcentaje que desciende hasta el 75% en los primeros ciclos de Secundaria y baja sensiblemente en el segundo ciclo). Según los datos de la Consellería de Educación, sólo el 40% del alumnado gitano finaliza Secundaria y accede a los cursos de Bachillerato.

De los matriculados, no todos van a clase. Las faltas de asistencia son reiteradas y el abstencionismo en este colectivo se dispara: uno de cada cuatro alumnos de Primaria no acude a las aulas con regularidad y la mitad de los estudiantes gitanos de Secundaria tampoco cumplen con sus obligaciones educativas.

Los informes de la fundación Secretariado Gitano en Galicia confirman esta situación y apuntan un problema añadido: la elevada tasa de abandono, que sitúa en torno al 80%. ‘La mayoría lo deja entre el primer y el segundo curso por petición de los propios padres. Es frecuente que la familias quieran que estudien Primaria pero después ven que sus hijos ya tienen más formación que la que obtuvieron ellos, cuentan con conocimientos básicos y consideran que no vale la pena que sigan estudiando’.




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