GALICIA

El “verano gallego” reinó en julio

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photo_camera Los bañistas gallegos tienen en Samil uno de los arenales más solicitados y buscados.

El mes se caracterizó en las Rías Baixas por temperaturas que se suavizaron debido a la entrada de las nieblas 

La memoria es en muchas ocasiones muy mala consejera, y más si hablamos del tiempo, por lo que, en contra de lo que podría parecer, el pasado mes de julio, desde el punto de vista meteorológico, se comportó en las Rías Baixas como “un verano gallego”: ni bueno ni malo, con temperaturas suaves, condicionadas por las nieblas, y precipitaciones dentro de la media. Y la predicción, al menos, a corto plazo, es que esta tónica continúe durante este mes de agosto.

Pese a las dos olas de calor que afectaron a Galicia a principios de verano, y a la sensación térmica que provocaron en todos nosotros, las temperaturas, tanto la media como las máximas, se mantuvieron incluso por debajo de los valores climáticos, según destacó Marcos Tesouro, meteorólogo de Meteogalicia, en declaraciones a este diario.

Estos valores —los computados en los registros entre 1980 y 2010, que es el periodo de 30 años de referencia que se usa en climatología— se sitúan en julio en 19,5 grados de media y 22,5 grados de máxima. Pues bien, el mes que acabamos de pasar en el calendario fue ligeramente más frío, casi dos grados, con un promedio de 18,5 grados de media y de 22,5 grados de máxima. En cuanto a las mínimas, media climática y promedio coincidieron completamente: 14,7 grados.

El causante de esta situación fue la llegada de varios frentes que dejaron precipitaciones que, si bien se movieron dentro de lo habitual —entre 25 y 45 litros para todo el mes— se concentraron en muy pocos días.  “En precipitacións estivemos na media, pero a principios de mes viñeron esas tormentas que deixaron case a metade en un só día. Da cantidade, que foron 27 litros en total, se rexistraron 16”, explica Marcos Tesouro. “Foi o 6 de xullo, un día de treboadas xusto despois da vaga de calor”.

“É o que coñecemos como un verán galego: a chegada dunha fronte que aporta nubes que entran dentro da ría, polo que non suben tanto as temperaturas”, añadió este experto, quien recuerda que junio del 2016 fue una excepción, con más de diez días donde las máximas no bajaron de los 30 grados.

Volviendo al pasado mes, y pese a las nieblas, los vigueses aún pudieron disfrutar de bastantes días de playa. La jornada de más calor fue el 15 de julio, con 32,1 grados registrados en la estación meteorológica del Campus y 34,7 grados en la estación de la Avenida de Madrid, situada solo a 100 metros sobre el nivel del mar, casi a pie de calle. 

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