Ramón, el propietario del local de la parroquia de Beade, en Vigo, se encontró en una situación extraordinaria la semana pasada cuando su establecimiento fue blanco de los ladrones que han estado asaltando negocios hosteleros en las parroquias cercanas. Los delincuentes, al entrar forzando la puerta de cristal, se dieron cuenta de que no encontrarían dinero en efectivo, ya que la caja registradora estaba vacía y las tragaperras estaban protegidas con blindajes y cadenas ancladas al suelo. Optaron por llevarse lo primero que encontraron: un expositor lleno de bolsas de patatas fritas.
“Venían con caretas y guantes gordos, así que no dejaron ningún tipo de huellas ni nada que les identificase y eran tres; dos entraron y uno se quedó en el coche esperando para arrancar. Pero como sonó la alarma enseguida no les dio tiempo a llevarse nada, por lo que simplemente cogieron el expositor con las bolsas. En menos de 30 segundos ya estaban fuera”, explicó el dueño del local. Aunque su establecimiento estaba fortificado contra este tipo de robos, con pivotes en el exterior y una cerradura reforzada para evitar ser arrancada, además de una jaula acorazada protegiendo las tragaperras y con la caja registradora vacía, los intentos de robo persisten y solo resultan en daños materiales menores.
Ramón está solicitando un aumento en la presencia policial en las parroquias, especialmente desde que se ha observado esta reciente oleada de robos en locales de hostelería. A pesar de estos desafíos, los propietarios están tomando medidas disuasorias, como blindar las máquinas, lo que ha llevado a la frustración de algunos intentos recientes.
