Los parques eólicos marinos chocan frontalmente con los intereses de las cofradías de pescadores

El viento desplaza los molinos hacia el mar

Página web de la empresa Pipo Systems.
Una cuarta parte de la electricidad en España es verde. Están lejos los tiempos en los que cada ciudadano almacene la energía producida por sus molinos o paneles solares, pero nuevas fuentes como la eólica, principal impulsora de la renovación, ha desplazado al carbón y su producción alcanza límites impensables hace unas décadas. Los aerogeneradores instalados en Galicia son suficientes para abastecer los hogares gallegos. Las energías limpias aportan dos tercios de la electricidad que se consume y la fuerza del viento es la que más empuja para la consolidación de las renovables. El reto para el futuro está en aprovechar esta alternativa.
El informe elaborado en 2007 por el Gobierno central limitaba la instalación de parques eólicos marinos en las rías gallegas. Sólo podrían construirse en dos zonas del litoral: una frente a las costas de A Guarda y otra en A Mariña de Lugo. El Estudio Estratégico Ambiental -elaborado por los ministerios de Industria y Medio Ambiente, Medio Rural y Marino- limita la instalación de aerogeneradores en estas dos áreas costeras porque son las únicas que reúnen las condiciones adecuadas para la ubicación de parques eólicos marinos.

La primera franja abarca unos treinta kilómetros al norte de los municipios de Burela, Foz, Barreiros y Ribadeo; la segunda zona tiene una longitud superior a los veinte kilómetros, al oeste de Oia, O Rosal y A Guarda. El resto de las áreas quedaban excluidas por considerarse zonas sujetas a condicionantes ambientales o áreas protegidas. El documento gubernamental declara zonas de exclusión, atendiendo únicamente a criterios medioambientales, el parque natural de las Islas Atlánticas y el norte de las Rías Baixas, la Costa da Morte y las aguas que bañan las comarcas de Ferrolterra y Ortegal.

Mecanismo preventivo

Este Mapa Eólico Marítimo, que limita la aptitud para este tipo de instalaciones a las franjas limítrofes con Asturias y Portugal, es un mecanismo de prevención del medio. Su publicación abría la puerta a la industria eólica para aprovechar el viento del mar; una vez solicitada la implantación de un parque, se abre un procedimiento de concurrencia para la zona concreta, incluyendo un estudio de impacto ambiental y la tramitación de la concesión del dominio público marítimo terrestre.

Al contrario de lo que ocurre en países como Holanda o Reino Unido, la clase política gallega no es partidaria de su instalación: el Parlamento aprobaba en la legislatura anterior una contraria a los parques marinos y reclamaba ante el Tribunal Constitucional las competencias para autorizar esta actividad. Hasta la publicación del mapa eólico marino, se habían presentado 28 proyectos de parques eólicos marinos en toda España, tres en Galicia. La posibilidad de instalar aerogeneradores en el mar también contó desde un principio con el rechazo del sector pesquero.

‘El mapa aprobado por el Gobierno establece que en el 75% del litoral, más allá de las rías, podrían ubicarse parques eólicos y eso es inadmisible -explica Basilio Otero, de la cofradía de pescadores de Burela-. No podemos permitirlo porque limitaría las zonas de pesca para la flota de bajura’. ‘Frente a las costa del Lira realizaron en 2005 una de las primeras pruebas para comprobar la viabilidad de los aerogeneradores en el mar -añade el patrón mayor, Juan Manuel Gómez-. Lo descartaron en la primera fase cuando la empresa promotora comprobó que los fondos marinos eran demasiado profundos y resultaba demasiado costosa la operación’.

Retabilidad Muchas compañías del sector eólico confirman que la instalación en el litoral gallego no es rentable por la profundidad, pero alguna empresa mantiene su proyecto para instalar torres de medición de viento en la costa de Ribadeo. ‘Estas iniciativas preocupan al sector’, apunta Celia Pacio, de la cofradía de pescadores de esta localidad lucense. ‘Los molinos de viento -añade-, además de restringir las zonas de pesca, afectan al hábitat y a los recursos marinos. El tráfico marítimo, que en esta zona es intenso, también se vería alterado’.

Grupos ecologistas, como Verdegaia, han pedido estudios rigurosos para evitar que la posible instalación de aerogeneradores en el mar acabe afectando a la actividad extractiva de los mariscadores y a la pesca en barcos de bajura.

La generación de energía mediante la fuerza de las olas sería más rentable que los parques eólicos

Grupos de investigadores gallegos buscan desde hace años la mejor formula para aprovechar la fuerza de las olas del Atlántico sin provocar daños ambientales. La Escuela Politécnica Superior de Lugo desarrolla la primera patente de España vinculada a un proyecto maremotriz que podría revolucionar el sector energético.

‘La tecnología con la que trabajamos, que permite aprovechar la olas estacionarias del océano, no existía ni estaba patentada en España -apunta Gregorio Iglesias, profesor de la Politécnica-. El mar es una fuente de energía casi infinita y con este proyecto el impacto ambiental sería casi nulo’. El desarrollo de esta plataforma tecnológica, cuyo coste se aproxima a los 4,5 millones de euros, no finalizaría antes de 2014.

Hay otros proyectos más inmediatos. La empresa Pipo Systems ultima un prototipo de undimotriz que pretende ubicar en 2011 entre cabo Vilano y las islas Sisargas, una zona en la que el atlas de Meteogalicia y el Inega sitúa las mejores olas de Galicia. El impacto visual de esta plataforma es mucho menor que el de los parques eólicos marinos porque se situaría a una milla de la costa y sobresaldría dos metros del nivel del mar con unos sistemas boyantes. Sería más rentable que los molinos de viento; sus promotores aseguran que el sistema es un 25% más productivo que el dependiente de aerogeneradores.

Cálculos científicos

Los científicos han hecho cuentas y los resultados parecen avalar sus tesis. Sistemas de captación ubicados en zonas de mayor potencial, como la Costa da Morte o entre Cabo Prior y Ortegal, podrían generar tanta energía como cuatro parques eólicos. Cada metro de ola produce hasta 400 gigavatios por hora, lo equivalente a cuatro polígonos de aerogeneradores de 50 megavatios.

Los resultados son diferentes en otros puntos. La orientación de la línea de costa es un factor determinante porque la dirección predominante de las olas es norte-noroeste; las que se alejen de estos parámetros pueden considerarse zonas de sombra. Hay otros factores que condicionan la variabilidad espacial y temporal de la potencia: las rías gallegas actúan como barreras naturales para la propagación de las olas hacia la costa y en las áreas con menor profundidad se acentúa la pérdida de potencia por el roce con el fondo marino.


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