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Un viaje por la Galicia más rural que recorrieron los reyes

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photo_camera El Arnoia a su paso por Allariz.

Galicia es tierra salteada de episodios regios, la mayoría de ellos ocurridos en nuestro territorio más rural. Ribadavia, Allariz, Castrelo de Miño, Maceda, Sarria, … y cómo no, Caldas de Reis, son algunas de las villas que, en algún momento de su historia acogieron a un rey, o más. A partir de la Edad Moderna los reyes se prodigaron poco por Galicia.

Los monarcas medievales se movían con gran soltura por la Galicia que hoy consideramos más rural.En algunos casos la presencia real está certificada en su topónimo, como sucede con Caldas de Reis, porque allí vivió la reina doña Urraca y nació su hijo Alfonso VII, apodado el Emperador. En otros, porque acogió la corte real, como sucedió con Allariz, o fue capital de Galicia, como Ribadavia. Pero otros episodios tienen un carácter más casual, como la muerte de Alfonso IX en Sarria, mientras realizaba su peregrinación a Compostela por el camino francés; o la de Sancho I el Craso en Castrelo de Miño, no se sabe muy bien si de una indigestión o envenenado por sus enemigos, en diciembre del año 966. No sería el único rey cuya muerte está vinculada a esta villa ourensana. 37 años antes, en el 929, había muerto otro rey en el mismo monasterio. La coincidencia no se queda ahí. Ambos se llamaban igual, Sancho y ambos tuvieron por destino morir muy jóvenes. Sancho el Craso acababa de cumplir la treintena y Sancho Ordóñez, los 34.

4_castillo_de_maceda_resultLa presencia real fue muy frecuente en la Edad Media. Suevos, reyes gallegos, leoneses, castellanos y algún que otro portugués en plena batalla, se movieron por prácticamente toda Galicia y eso que aquellos caminos no eran preceisamente un dechado de comodidad.

Al cambiar de siglo y de Edad, en la Moderna, los viajes reales comenzaron a ser escasos. En 1506 hay uno que todavía se recuerda quinientos diez años después: el de Juana de Castilla y su esposo Felipe, la “loca” y el “hermoso”. Ambos, con un nutrido séquito cruzarán Galicia desde A Coruña hasta A Mezquita, camino de Castilla para encontrarse con el rey católico Fernando de Aragón. Felipe y Juana hicieron desde Santiago el camino mozárabe, pero al revés. Su última noche gallega fue en una venta entre Vilavella y A Canda, mientras el Cardenal Cisneros, que les acompañaba en el viaje, dormía en Chaguazoso.

Felipe el Hermoso tendría una vida muy corta. Sobreviviría a aquel viaje apenas unos meses pues fallecería el 25 de septiembre, a los 28 años. Vivió un año más que el primer rey Borbón que visitó Ourense, Alfonso XII. El 20 de agosto de 1881, con 24 años llegó en tren, procedente de Vigo. Las ciudades coparon el protatonismo de las visitas reales, a partir de ese momento. 

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