CRÓNICA

Montenegro, una década de frustración tras la independencia

photo_camera Fachada de un edificio de la ciudad de Podgorica, capital de Montenegro, en la que se lee "No a la OTAN!"

Las mismas élites que propiciaron la independencia en 2006 siguen dirigiendo de forma clientelista al país.

En mayo de 2006 nació un nuevo Estado en Europa, Montenegro, pero de puertas adentro poco cambió: el mismo partido, acusado de corrupción y clientelismo, sigue dirigiendo el país una década después. Los activistas esperan que el proceso de adhesión a la Unión Europea (UE) impulse las reformas.

Montenegro es un caso único en los Balcanes: el Partido Democrático de los Socialistas (DPS) lleva en el Gobierno más de 25 años, nunca hubo un cambio en el poder desde la caída del comunismo, y el primer ministro, Milo Djukanovic, acumula más tiempo en posiciones de mando que ningún otro líder regional.

Djukanovic, un camaleón de la política que ha pasado de ser fiel aliado del fallecido Slobodan Milosevic a principios de los 90 a alumno aventajado de la UE y la OTAN, fue quien llevó el país a la independencia de Serbia en un referendo el 21 de mayo de 2006.

El DPS es una de las formaciones mejor organizadas del sureste de Europa, acumula unos 100.000 afiliados y simpatizantes registrados en un país de 625.000 habitantes.

Las acusaciones de clientelismo, nepotismo y corrupción son persistentes en el diminuto país adriático, del tamaño de la región española de Murcia o un poco mayor que Puerto Rico.

"El Gobierno controla de forma total el trabajo en la administración pública, desde los altos funcionarios hasta quien limpia los edificios públicos", declara a Efe Marko Sosic, un investigador del laboratorio de ideas Alternativa.

El sector público supone un tercio del empleo del país, lo que unido al trabajo que generan oligarcas cercanos al poder y el voto de los pensionistas, proclives al mensaje del miedo de que si otros dirigen el país dejarán de cobrar su paga, suponen la base de un sistema tachado de clientelar.

"Si criticas al Gobierno te arriesgas a no encontrar trabajo, incluso tu familia puede verse afectada", explica a Efe un estudiante de Economía que pide ser identificado como Mihailo.

Los defensores de Djukanovic, y no pocos de sus críticos, ven en él a un líder inteligente que ha sabido resguardar la estabilidad y jamás ha jugado la carta de la polarización en Montenegro -una sociedad multiétnica- lo que contrasta con Bosnia y Kosovo.

El turismo supone el 20 % de Producto Interior Bruto (PIB) de un país con un salario medio de unos 470 euros, estancado desde hace ocho años. Apenas hay industria y muchos jóvenes emigran por la falta de oportunidades.

Maja Raicevic, directora de una ONG que lucha por la igualdad de género, sostiene que la elite montenegrina utilizó "el patriotismo de la independencia para hacerse con el control del Estado".

Los activistas coinciden en que el proceso de adhesión a la UE es el único motor de las reformas, pero temen que la necesidad de una "historia de éxito" en los Balcanes haga a Bruselas bajar el listón.

Dado que vecinos como Albania, Bosnia y Serbia están en peor situación política, recelan de que no se exija a Montenegro lo suficiente para promover verdaderos cambios.

"La UE y la comunidad internacional ha cometido un grave error en los Balcanes occidentales. Después de la guerra estaban obsesionados con la estabilidad, y ahora tenemos como resultados a líderes muy estables y autocráticos", explica a Efe Daliborka Uljarevic, directora de la ONG Centro para la Educación Cívica.

Entre las reforma destaca la creación en julio de 2015 de una Fiscalía especial contra la corrupción después de que la Comisión Europea criticase la falta se avances en ese campo.

La primera víctima de esa Fiscalía ha sido Svetozar Marovic, alto cargo del DPS y expresidente del desaparecido Estado de Serbia-Montenegro, detenido por sospechas de abuso del poder.

Pero la auténtica prueba de fuego será si esa Fiscalía tendrá la capacidad para investigar a familiares de Djukanovic salpicados por varios escándalos en la privatización de empresas y en el rescate de un banco con dinero público.

Vanja Calovic, una de las activistas más prestigiosas del país y que fue víctima de una campaña sucia de la prensa sensacionalista próxima al Ejecutivo, lleva años denunciando la corrupción.

Calovic critica que los mismos oficiales que estuvieron vinculados a las operaciones de contrabando de tabaco con organizaciones mafiosas a finales de los 90 sigan al frente de las fuerzas de seguridad, lo que despierta el temor de la ciudadanía.

"Queremos una sociedad abierta y libre, en la que los ciudadanos no tengan miedo a su propio Gobierno", explica.

"Djukanovic es un dictador muy sofisticado. No es una de esas dictaduras brutales como Corea del Norte, pero no se puede hacer nada en este país sin formar parte del partido (el DPS)", sostiene.

"No se puede tener una vida decente sin ser acosado por distintas instituciones y no tiene pinta de ser algo que vaya a pasar pronto", lamenta la activista que dirige un centro, MANS, que destapa más casos de corrupción que toda la prensa montenegrina.

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