Seis usuarias de la Residencia La Saleta de Cea rememoraron su infancia hilando la lana como les enseñaron sus madres. La iniciativa forma parte del proyecto Experiencia Activa de San Rosendo y La Region.
Los internos de la Residencia La Saleta de Cea disfrutaron ayer de una jornada especial enmarcada dentro del proyecto Experiencia Activa que promueve la Fundación San Rosendo y La Región y que cuenta con el patrocinio de Inditex. Seis mujeres mostraron a sus compañeros de residencia y también al personal del centro sus habilidades para hilar la lana. Cada una de ellas se hizo cargo de una labor del complicado proceso que hay que seguir hasta que el hilo está listo para ser calcetado. Pepa Fernández es la más veterana del grupo, con 94 años, y se declaró toda una experta en este viejo oficio, que aprendió de su madre. "Fiamos moito, facíamolo de noite porque polo día había que traballar no campo", apuntaba esta mujer que sólo lamentaba que "agora teño mal as mans e non podo facelo", aunque sí controlar el trabajo que realizaban sus amigas: Manuela Iglesias Gonzalez, María del Carmen García, Elisa González, Carmen Fernández y Manuela Iglesias Villamarín.
Todas coincidían en que les gustaba rememorar su infancia y juventud, cuando hilaban "porque non había cartos para comprar a roupa, era nos tempos da guerra civil e despois nos anos 40". Por esa época trabajaban no sólo la lana sino también el lino, cuya elaboración del hilo era mucho más laboriosa , pero "facíamos colchas, mantas e sábanas preciosas, que aínda conservo para que as herden os meus fillos e netos", señalaba Pepa Fernández.
Carmen Fernández aprendió a hilar con la ayuda de su madre en un año. "Recordo que empecei facendo unha chaqueta que teñimos de roxo, e despois fixen unha falda azul, facíamos un pouco de todo para vestir á familia, porque non había con que comprar, pero sempre de noite porque polo día había que traballar no campo, cos animais e tamén ir á escola", indicaba muy orgullosa de haber ido al colegio. La mayoría reconocen que hace muchos años que dejaron de hilar, aunque algunas todavía retomaron la labor tiempo después confeccionado pequeñas piezas como calcetines de lana, "pero despois xa se compraba de todo", matizaban.
En la residencia desarrollan a lo largo del año numerosas actividades, además de manualidades diversas. También hay cine, hacen excursiones o se relacionan con los escolares de Cea, que se acercan hasta el centro para compartir experiencias y juegos, o se organizan encuentros en el colegio.
Con este proyecto, la Fundación San Rosendo pretende dar a conocer los "20 años de experiencia que tenemos en el cuidado de las personas mayores y ponerla a disposición de la sociedad gallega, con el fin de que pueda ayudar a instituciones o familias que cuidan a personas de la tercera edad. La idea de este taller partió de las seis mujeres protagonistas, que contaron con el apoyo de la psicóloga, Beatriz Gil, y la directora, Noly Álvarez. "O máis importante é valorar o que fan e estimular a súa memoria e xurdiu a idea porque vimos que había moitas usuarias que sabían fiar e coñecían como era o proceso para a confección con lana e liño", apuntaba Beatriz Gil.
